Mañana
nos vamos de Buenos Aires hacia Colonia (Uruguay), con huelga de
transporte anunciada y cierto fastidio porque ya no podremos salir
cómodamente a media mañana,
sino que habrá que madrugar. Conseguiremos un taxi? Podremos
ir hasta el „buquebus“ (a 4 km.) con el trolley rodando por entre
la basura que ya se va amontonando en las calles hasta el próximo
viernes? Están anunciados 130 piquetes, pero no os sabría decir si
el paro es de derechas o de izquierdas, o sea, contra „Cristina“
o por los derechos de los trabajadores. Ella dice que sí, ellos que
no. Vaya cueca!La convocatoria es de los sindicatos y bastantes
piquetes del PTS (???).
Ahora mismo son las dos de la mañana
y la primavera se convierte en verano tórrido y húmedo. La ciudad
se va volviendo deliciosa. Hace ya unos 30 grados. Escribo con la
ventana abierta y una entrevista con Leon Gieco en la TV para
presentar su disco nuevo, que, oído al través, entre los coches de
la autopista y las voces intermitentes de la calle, no parece que sea
digno de mayor atención. Gieco es una bella persona, pero me parece
un cantautor de frases melódicas conseguidas („Sólo le pido a
Dios“, „La cultura es una cosa que está por todos los
lados...“), de esos que gustan más en extranjero que en español.
Nos ha encantado esta ciudad. Mucho.
Las calles son animadas y coloristas, se respirar ganas de vivir por
todas partes, en las paredes se leen pintadas casi tan bonitas como
las de Valparaíso („Cualquier botella de plástico dura más que
un amor eterno“, por ejemplo)...
Esta semana habremos andando por las
calles unos 100 km (sin exagerar, a unos 15 km/día). Buenos Aires se
parece más a Nueva York que a Madrid: el tablero de ajedrez, los
rascacielos, los enormes, abundantes parques, los monumentales
árboles, las interminables avenidas... Se monta uno en el „subte“
y media hora después se baja en su destino y parece que no se ha
movido del sitio: los mismos rascacielos, el mismo paisaje urbano. No
sé como estará dividida la ciudad administrativamente; Wikipedia
dice que en el centro sólo viven 2,7 millones (13 millones en el
Gran Buenos Aires).
Nos han gustado, por ejemplo, los cafés
de esquina. No los superlujosos que pueden encontrarse en Recoleta o
en Palermo, sino los sencillos „Restobares“ en los que la gente
de cada barrio se toma su café o su cerveza. Sus interiores tienen
una perfección acabada, con el mobiliario (mesas y sillas) justo,
elegante, tradicional, los camareros profesionales, los periodicos a
punto y las ventanas abiertas dejando correr el aire.
Precisamente esa brisa marina que sopla
casi constantemente es la que mantiene el aire limpio y transparente
como en ninguna otra urbe que conozcamos.
En ningún momento nos hemos sentido
extranjeros. La gente es simpática, servicial, directa, suave. Ni el
acento es siquiera tan marcado como el que estamos acostumbrados a
oir (probablemente el emigrate se reafirma en sus marcas
exagerándolas, de eso sé un poco. S. dice que ni parece que estemos
en el hemisferio sur, y tiene razón; debe ser porque desde aquí es
imposible ver el cielo, donde sí que faltan las Osas, la Casiopea y
Orión está descolocado.
Mañana
más.
Wir verabschieden uns schon wieder von
Buenos Aires, das Appartment ließ sich nicht mehr verlängern, und
so geht es weiter zu einem Abstecher nach Uruguay. Buenos Aires hat
uns richtig gut gefallen. Stadt und Leute waren freundlich,
zugänglich, und haben uns nicht als Fremde behandelt. Auch die Sache
mit dem Namen stimmt, die „guten Lüfte“ wehen milde. So saubere
Luft hat sonst sicher keine Millionen-Metropole auf der Welt
(Stadtgebiet 2,7 Mio. - Großraum 13 Mio.).
Wir sind in diesen Tagen gefühlte 100
km gelaufen. Das Stadtbild ist eher mit New York zu vergleichen als
mit Madrid. Das Schachbrett, die vielen Hochhäuser, die
Riesen-Parks, die unendlichen Avenidas … Man fährt eine halbe
Stunde mit der U-Bahn, und dort, wo man aussteigt, sieht es genauso
aus, wie vorher, Großstadt, Großstadt, Großstadt. Neben der
Neugier, Unerwartetes zu entdecken, hat es uns besonders fasziniert,
herauszufinden, was anders ist als in anderen Metropolen. Was ist
spezifisch für Buenos Aires oder Argentinien?
Platz 1 unter den Besonderheiten: Die
schönen einfachen Lokale – nicht die Super-Restaurants oder die
Nachtbars, sondern die schlichten „Resto-Bars“, in denen auch die
Leute aus dem Stadtviertel mal eben einen Kaffeee trinken. Sie finden
sich meist in abgeschrägten Eckgebäuden, haben schlichte,
holzgefasste Tische und sind immer einfach nett.
Dann ist da der Heldenkult. Nicht der
um die Befreier und Unabhängigkeitskämpfer – den gibt es überall
in Südamerika. Hier fällt zudem der um Operettenhelden auf.
Vorneweg Evita. Die prangt an einem Hochhaus, hat ein Denkmal, ein
Museum und hängt an jedem Zeitungskiosk in irgendeiner Form rum.
Ganz zu schweigen vom Politischen, das bis hin zur geliebten und
gehassten Kirchnerin heute alles irgendwie mit Perón und Evita zu
tun hat.
Hoch verehrt wird weiter Carlos Gardel,
der erste, der um 1910 begann, den Tango auch zu singen und der schon
1935 bei einem Flugzeugunglück starb, aber er trällert aus jedem
zweiten Lautsprecher „wie ein Zeiserl“, hat ebenfalls Museum,
Denkmal und Straße und ist überhaupt allgegenwärtig.
Ganz kurios, sehr lokaltypisch, und
eigentlich etwas scheußlich: die sog. Filet-Malerei, das
„Fileteado“. Hat ausnahmsweise nichts mit Fleisch zu tun. Es
handelt sich um einen bestimmten Stil der Ornamentik, der – wenn
auch bunter und weniger martialisch - in der Ästhetik etwas an
Tattoos erinnert. In diesem Stil werden Häuser und Geschäftsschilder
bemalt, auch viele Omnibusse, Kneipen, kurzum – es gehört zum
populären Stil der Porteños.
Und mit der Zeit gewöhnt man sich daran, lernt schlechter von besser
zu unterscheiden und mag den Stil am Ende auch irgendwie.
"Fileteado" |
Typisch auch: die unendliche Zahl von Wandmalereien, große Wandbilder, langgezogene Bauzaun-Bilder, in der U-Bahn Kachelbilder, lustige und pädagogische, viele politische, alles voll! Doch davon nur ein paar Foto-Kostproben, das könnte alleine einen ganzen Blog füllen.
Und sonst ist hier fast alles genauso
wie überall. Zumindest das Stadtleben ist durch und durch
globalisiert, das Angebot der Geschäfte und die Preise
eingeschlossen. Ein Kaffee kostet mehr als in Madrid, und das
Modeangebot in der Münchner Theatinerstraße kann auch nicht
eleganter sein als hier in der Avenida Santa Fe. Mal sehen, ob der
Kulturschock noch kommt, wenn wir uns aufs Land begeben.
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