27. April 2013

Sucre: Charcas, Chuquisaca, Ciudad De La Plata





Sucre

Mit den etwas chaotischen Ereignissen der letzten Wochen haben wir den Blog  zwar nicht vernachlässigt, aber die Reihenfolge ein wenig aus den Augen verloren.  Nach Potosí ist Sucre dran. Wir sind von Potosí im Bus gekommen, in etwa 4 Stunden, und sehr viel mehr erinnere ich nicht von dieser Fahrt. Nur, dass wir in Potosí pünktlich mit einem fast leeren Bus losfuhren, der sich dann an jeder Kreuzung weiter füllte, denn der grosse schicke neue Busterminal von Potosí erhebt 2,50 Bolivianos Nutzungsgebühr – sowas wie eine Bahnsteigkarte – und die wollen die Leute sparen, so dass sie alle lieber unterwegs erst zusteigen. 
Neuer, fast leerer Busterminal von Potosi
La nueva terminal de Potosí, vacía como casi siempre

Im Vorbeifahren: Hier wird gerade der neue Flughafen von Potosi durch Evos Vize eingeweiht; Evo hat Grippe
Desde el autobus entrevemos el nuevo aeropuerto de Potosí, lo inaugura el vicepresidente porque Evo tiene Gripe.



Con el caos de sucesos de las últimas semanas parecerá que hemos abandonado algo el blog, pero solo hemos de perdido de vista un poco el orden cronológico. Tras Potosí, viene Sucre. Llegamos allí en autobús, en uno de los peores trayectos que hemos hecho en todo este largo y lento viaje. Duró cuatro horas cuando no debería haber durado más de dos: Resulta que los viajeros de Potosí no van a la nueva terminal porque cuesta 2,5 bs entrar en los andenes para montar en los autobuses. De esta manera, a la hora de salida, el autobús empezó un recorrido de vuelta por la ciudad recogiendo viajeros y casi volvimos a pasar por nuestro hotel. Montaron en el autobús, cholitas, collitas, niños, viejos, trabajadores y estudiantes, de modo que volvimos a las experiencias más primitivas. Por entre cabezas, bultos y cuerpos se adivinaban tras la ventanilla los grandiosos paisajes del gran puerto de descenso, el puente sobre el río Pilcomayo y, por fin, los alrededores residenciales de Sucre. Imposible ver nada que no fuera un fragmento.  




Sucre liegt auf 2700 m, also etwa 1300 m niedriger als Potosí, ebenfalls in einem Hochtal, aber umgeben von sehr niedrigen netten runden Hügeln, die hohen Berge liegen weiter entfernt im Westen. Die Stadt trägt den Beinamen “die Weisse”, und so ist sie auch im Innenstadtbereich, während in den Aussenbezirken alles genauso ziegelig-unfertig aussieht, wie in jeder bolivianischen Stadt. Ist man erst einmal im Zentrum, dann strahlt alles blitzeweiss, blendend, was zur Abwechlung mal sehr hübsch aussieht und sofort ein mediterranes Gefühl erweckt. Auch das milde Klima, die strahlende Sonne über blitzeblauem Himmel, die vielen blühenden Strassenbäume … all das trägt zu einem andalusischen Eindruck bei.



Sucre sólo está a  2700 m, o sea, 1300 m más bajo que Potosí, y asimismo en un alto valle, pero rodeado de bonitos montes redondos más bajos. Los altos montes quedan bastante lejos, al oeste. A Sucre se le llama “La Blanca”, y así es en el casco antiguo, mientras los arrabales. al igual que en todas las ciudades bolivianas (y muchas españolas)  son un amasijo de casas de ladrillo inacabadas. Si se está en el centro. Todo resulta impolutamente blanco,  deslumbrante, lo que para cambiar parece muz bonito y da la impresión de estar en una ciudad mediterránea. También el clima suave,  el sol radiante en medio del cielo azul, los árboles de la calle llenos de flores. Todo contribuye a dar la impresión de que se está en Andalucía.
Desde La Recoleta

La Calle Calvo

Desde la carretera de Bramadero






Wir kamen an und liessen uns gleich ins Hostel CasArte bringen, das wir per Internet reserviert hatten. Gefunden wieder über unsere Lieblingsseite airbnb – Lieblingsseite, weil es wirklich alles nette Leute sind, die da Wohnungen oder Zimmer anbieten, aber auch, weil man über diese Seite bezahlt, per Kreditkarten-Einzug, was uns das ewige Gerenne zum Geldautomaten erspart. Wenn erst einmal die Miete bezahlt ist, braucht man fürs Alltägliche nicht mehr so viel. Aber – wie schon ein paarmal erlebt – auch hier war die Angelegenheit nicht so ganz sauber. Airbnb informierte uns, dass der Anbieter kein Zimmer frei hätte. Leider. Gleichzeitig erhielten wir eine Nachricht von Marco aus dem Hostel CasArte, dass unsere Reservierung bestätigt sei. Klar, das Hostel wollte Bares sehen und die Gebühren an airbnb sparen.

 

Wir kamen also an. Das Hostel liegt in einer ruhigen Strasse am Altstadtrand. Es ist zur Strasse hin unscheinbar, hat innen aber einen langen Gang weit nach hinten ins Grundstück, an dem eine Reihe von Zimmern und Appartements liegen, verschachtelt in 2-3 Stockwerken, wie ein Mini-Dorf. Hinten ist ein grosser Garten, man kann draussen internetten, oder oben auf einer Terrasse sitzen, es ist alles sehr beschaulich und mit einem gewissen Pep dekoriert. Das macht ein Freund des Hauses, ein Künstler, der abends vorne im Fernsehraum sitzt und einem stolz seine Bilder erläutert. Deshalb die “Arte” im Hausnamen. Der Laden wird von einem Team aus Marco (15), einem kaum älteren Mädchen und der deutlich älteren Tante geschmissen. Marco hat bei unserer Ankunft keine Ahnung mehr von einer Reservierung, aber er hat Platz für uns, ein kleines Appartement mit Küchenecke und Tisch. Alle Tische hier sind angestrichene Fensterläden mit viel Relief, was bunt und lustig aussieht und auch wenn alles immer wackelt,  irgendwie funktioniert. Und so finden wir uns ein ins kleine Familienchaos und streichen in Gedanken das Vorhaben, Marco die Ohren lang zu ziehen wegen seines airbnb-Tricks – was soll’s! In diesen Hostels lernt man eigentlich immer nette Leute kennen. Hier sind es Susi und Tommy aus Berlin (Grüsse! Wo seid Ihr gelandet?), die beim Frühstück im Garten angenehme Gesprächspartner sind. Andere Grüppchen sind aber auch immer beeindruckend muffelig, sagen noch nicht einmal guten Morgen. Und die eine Nacht, in der das Zimmer neben unserem belegt ist und wir damit leben müssen, dass man jedes Wort durch die Wand hört, ist da bis 2 Uhr morgens Remmi-Demmi auf amerikanisch – das muss man dann auch mal in Kauf nehmen.


Un taxi nos llevó hasta el Hostel CasArte, que habíamos reservado por internet, en la página Airbnb.  Nos sólo acudimos a ella porque se encuentran buenas cosas, sino porque ese de los pocos sitios en Bolivia en que se puede pagar con tarjeta de crédito, lo que ahorra unos cuantos viajes al cajero y comisiones a los ladrones usureros botineros.  Una vez pagado el alquiler, no se necesita tanto para los gastos diarios. Pero –ya nos ha ocurrido más veces- tampoco en este hostel las cosas son tan claras: Airbnb nos informa de que no hay habitaciones. Qué pena. Casi al mismo tiempo recibimos otro mail de un tal Marco, del hostel CasArte, confirmándonos nuestra reserva. Naturalmente, lo único que pasa es que CasArte quiere cobrar en bolivianos contantes y sonantes y dejarse de tarjetas de crédito.

 
El caso es que llegamos. El Hostel está en una calle tranquila, al borde del casco antiguo. Como el de Cochabamba, la puerta no deja imaginar la amplitud del espacio interior, la larga calle en la que se reparten las habitaciones, el jardín, las terrazas… Es casi un pueblo en miniatura, decorado con murales y cuadros que no dejan de tener cierta gracia a veces, y otras la causan con su atrevimiento psicoanalítico. Los pinta un amigo de la casa, S. Ramos, que suele estar por allí y al que le encanta hablar de su obra y de sus inquietudes pictóricas. El contribuye al nombre del Hostel.  El establecimiento lo lleva Marco, un chaval de 15 años, Maricel, una niña apenas mayor y una señora que guarda con ellos relacione de parentesco (o así).  Marco es modélico en su papel: cuando llegamos no tiene ni idea de haber hecho la reserva. El caso es que no tenemos habitación alguna, pero hay un apartamento con cocina un poco más caro, pero que nos puede dejar al precio prometido en los mails que él mismo nos ha escrito y que le enseñamos. Con todo este jaleo, nos olvidamos de que tendríamos que pagar con tarjeta y de tantas otras cosas: el sitio es simpático, la habitación amplia y con cocina, la gente amable y los huéspedes interesantes; unos son amistosos conversadores a la hora del desayuno en el jardín, como los berlineses Susi y Tommy  (Qué tal os va? Llegasteis a La Paz?), otros prefieren orientar el hocico en otra dirección y ahorrarse los buenos días que no saben pronunciar. 








c


Sucre hat um die 300.000 Einwohner und macht einen recht wohlhabenden Eindruck. Es ist wohl sowas, wie man früher von Leipzig und Dresden erzählte: in dem einen wird gearbeitet, im anderen wird das Geld ausgegeben. Hier handelt es sich um das Geld aus den Minen von Potosí. Wir hatten in Potosí vergeblich nach einem besseren Wohn- oder Geschäftsviertel Ausschau gehalten, aber offensichtlich lebt, wer es sich leisten kann, in Sucre, niedriger, milder, lieblicher, luxuriöser. Hier fehlen die besseren Wohnquartiere nicht, elegante Wohnparks und einige Hochhäuser zeugen von neumodischem Wohnkomfort.

Sucre tiene unos 300.000 habitantes y da la impresión de ser una ciudad rica. Es algo así como lo que se contaba de Leipzig y Dresde: en esta se gastaba el dinero que se ganaba en aquella. En Sucre se gastaba el dinero que producían las minas de Potosí. Nosotros hubiéramos buscado sin hallarlo en Potosí un barrio bueno de viviendas o de negocios: todos los potosinos ricos que se lo pueden permitir, viven en Sucre, que es más baja, más suave, más cómoda, más lujosa. En Sucre no faltan los barrios buenos de viviendas, los parques elegantes ni los modernos rascacielos dotados de moderno confort.





  Sucre ist die Hauptstadt Boliviens. Weiss nur keiner. Der Taxifahrer weist uns bei der Vorbeifahrt am Hauptplatz trotzig auf den einzigen echten Regierungspalast Boliviens hin, in dem jetzt wohl die Regionalregierung residiert. In der Kolonialzeit war Sucre das Zentrum des Landes, aber im Bürgerkrieg Ende des 19. Jhs. setzten sich die stärkeren andinen Minengebiete durch und La Paz wurde faktisch Haupstadt, nur das höchste Gericht blieb in Sucre. Darüber wird heute noch gemault.



Sucre es la capital de Bolivia. Sólo que no lo sabe nadie. El Taxista que nos lleva de la estación al hotel, nos muestra en la Plaza Mayor  el “único palacio de Gobernación” boliviano, actualemten ocupado por el gobierno regional. En los tiempos coloniales, Sucre era el centro del país, pero en la guerra civil de finales del siglo XIX, los sectores mineros andinos se impusieron y La Paz se convirtió en capital del país; sólo el tribunal supremo permaneció en Sucre. Y aún está allí. 



1623 wurde die erste Universität Boliviens gegründet, die Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, die sich einprägsam U.M.R.P.S.F.X.Ch. abkürzt. Ihre Studenten taten sich schon im Befreiungskampf hervor und glänzen auch heute durch ihre Streik- und Protestwilligkeit. Wir sahen mehrere Demos und einen Hungerstreik, wobei es darum ging, spezielle Privilegien für die Uni von Sucre zu behalten (Das Gestz 551 sieht offenbar vor, dass ein bestimmter Prozentsatz der Bundesland-Einkommen durch das Erdoel fuer die Uni ausgegeben werden muessen, was eingeklagt wird).  Das Lehrpersonal war bei der Demo mit dabei, die Studis waren mit Bussen angekarrt worden (verschiedene Fakultäten sind wohl weiter ausserhalb angesiedelt) und es sah nicht wirklich nach einem Studi-Protest aus, sondern nach einer von oben angeordneten Veranstaltung. Aber es waren beeindruckend viele. Es gibt noch eine weitere Uni in Sucre, und insgesamt sind es wohl weit über 20.000 Studenten. Was man auch im Strassenbild sieht.





En 1623 se fundó la primera universidad de Bolivia, Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, acortada en las ilegibles siglas: U.M.R.P.S.F.X.Ch. Sus estudiantes destacaron y se comprometieron ya con la guerra de liberación y hoz día siguen son su tradición combativa. Mientras estuvimos allí, vimos varias manis y una huelga de hambre porque reclamaban mantener para la universidad privilegios especiales.  El profesorado estaba también manifestándose, los estudiantes había sido transportados en autobuses (algunas facultades están lejos del casco antiguo) y aquello no parecía realmente una protesta de estudiantes sino algo organizado por la superioridad. Pero eran muchísimos. Aún hay otra universidad en Sucre. En total, son más de 20.000 estudiantes, lo cual se nota en las calles.  










Kurios ist die Namensvielfalt der Stadt, die prähispanisch “Charcas” hiess, dann 1538 als “Villa de la Plata” (Silberstadt) von den Spanieren neu gegründet worden war, in der Zeit, in der Buenos Aires Hauptstadt des Vizekönigreiches “Rio de la Plata” war, hiess es dann Chuquisaca (1776-1825) und wurde 1825 nach dem Freiheitskämpfer Antonio Jose de Sucre benannt. Heute findet man in Lokalnamen, Produktnamen etc. alle Bezeichnungen nebeneinander.

Curioso es el continuo cambio de nombre de la ciudad a lo largo de la historia. Las Charcas prehispánica se llamo desde 1538, cuando fue refundada por los españoles, “Villa de la Plata”. En los tiempos en que Buenos Aires se convirtió en capital de Virreinato  del “Rio de la Plata”, fue rebautizada como Chuquisaca (1776-1825)  y en 1825 recibió el nombre del héroe libertado Antonio José de Sucre.




Genau wie Potosí hat auch Sucre einen unendlichen Reichtum an kolonialen Bauten, Kirchen und Klöstern. Hier ist nur alles weiss, so dass man bald wirklich nicht mehr erinnnert, welche Kirche, welches Kloster, welchen Innenhof man schon gesehen hat und welche nicht. Die Kirchen sind alle sehr viel barocker als die von Potosí, später gebaut und ohne den Mestizen-Schmuck, der den Potosí-Kirchen ihren so speziellen Reiz verleiht. In Betrieb sind sie ebenfalls alle, auch hier sind die Leute kirchgläubig bis zum geht nicht mehr, alle Kirchen und Klöster sind in top-Zustand. Und auch hier sind viele Klostergebäude und Adelspaläste durch Schulen und Universitätsfakultäten genutzt.
Como Potosí, Sucre conserva muchísimos edificios coloniales, iglesias y monasterios. Solo que aquí todo es blanco y al día siguiente se confunde todo lo que se ha visto el día anterior, sea iglesia, convento, o patio interior. Las iglesias son mucho más barrocas que las de Potosí, fueron construidas más tarde y no cuentan con las magníficas fachadas del barroco mestizo talladas por los collas. Pero todas están bien conservadas, en uso y siempre llenas de fieles. También hay aquí muchos conventos y palacios que son utilizados por escuelas y facultades universitarias.


Uni-Fakultaet



Schulschluss fuer die Allerkleinsten
Maedchenschule

Wir schauen in alle Innenhoefe rein

Angesichts so vieler ähnlicher Kirchen haben wir es fast bis zum Ende unseres Aufenthaltes verpennt, uns um San Felipe Neri zu kümmern, obwohl wir irgendwo gelesen hatten, dass das die schönste Kirche von allen sei. Was nicht stimmt. Die Süssigkeiten-Verkäuferin am Kircheneingang hatte uns versichert, dass diese Kirche seit Jahren schon nicht mehr aufmache. Aber irgendwer wies uns dann darauf hin, dass wir durch den daneben liegenden Eingang zur Schule reingehen müssten. Richtig, all diese Klöster sind ja Schulen, auch hier! Kirche und Innenhöfe waren nicht anders als die der anderen Klöster, die wir schon gesehen hatten, aber hier konnte man aufs Dach rauf, und das war schon recht spektakulär!

En vista de las muchas iglesias parecidas, nos olvidamos hasta los últimos días de visitar San Felipe Neri, aunque habíamos leído que era una de las más bonitas de la ciudad. Lo cual no es cierto. La vendedora de chucherías que hay a la puerta de la iglesia nos dijo que la puerta estaba cerrada desde hacía años. Pero alguien nos indicó que había que entrar por el vecino colegio de las ursulinas. Ni la iglesia ni los claustros eran distintos de los demás chuquisaqueños de su género, pero aquí se podía subir al tejado y aquello sí que era espectacular.





Zum letzten Abendmahl gibt es Meerschweinchen (15-jaehriger Kuenstler in San Felipe Neri)
Ültima cena con "cui" en lugar de cordero (el artista de S. Felipe  Neri tenía 15 años cuando lo pintó)
Detail: ein Indio traegt auf
Detalle: camarero indio en la Ultima Cena (Cristo ya sabía....)

Wir waren insgesamt 14 Tage in Sucre – abgerechnet unseren 4-tägigen Landaufenthalt im Bramadero, über den wir getrennt berichten. Und gegen Ende haben wir versucht, Sucre zu verlassen, sind aber am nächsten Tag reumütig zurückgekehrt. Auch das ist eine eigene Story. So waren es etwa 10 Tage, die wir wirklich einfach gemütlich in dieser schönen Stadt gewohnt haben. Gabriel empfand sie anfangs als etwas arrogant. Den Eindruck erweckt die Stadt aufgrund der vielen Studenten, der feinen Leute, der guten Geschäfte, der internationalen Bars und Restaurants, der feinen Hotels und der viele Touris – kurzum, ein etwas kosmopolitischeres Publikum als wir es bislang in Bolivien angetroffen hatten – La Paz nicht ausgenommen. Für unseren Alltag war das ganz ok. Auch mit schief hängendem Magen konnte man in den Lokalen unbedenklich alles essen, man fand problemlos anständigen Kaffee, was beileibe nicht überall möglich ist, und in der ganzen Stadt gab es funktionierende Internet-Cafés. 

Strasse am Rand der Altstadt
Calle del casco antiguo
 Sucre liegt auf der Route von fast allen Bolivien-Touristen. Zum einen ist es hübsch und zum anderen liegt es relativ niedrig, ist also ideal zur Höhenanpassung, bevor man sich aufs Altiplano traut. Das (und die Universität) mag auch der Grund sein, warum hier ausländische Kultureinrichtungen ziemlich präsent sind. Es gibt z.B. ein Kaffee Berlin, das die deutsche Vereinigung feiert, als würde das irgendwen in Bolivien interessieren, verbunden mit irgendeiner halboffiziellen deutschen Kultureinrichtung (obwohl wir dort nur junge Leute sahen, die spanisch lernten). Jedenfalls gibt es dort einen echten Kartoffelsalat, was mein Wohlbefinden enorm steigerte. Dann fielen uns viele Kids mit schwarz-rot-goldenen Schuluniformen auf, bis wir mal in einen Schulhof reinschauten, wo offensichtlich die deutsch-bolivianische Schule untergebracht ist. Und schliesslich stolperten wir auch noch über das Kolpinghaus, das nach einer schlaflosen Nacht auf dem Land (> Blog zu Tarabuco) zur Zuflucht wurde, weil wir dachten, wir brauchten jetzt einfach mal für 24 Stunden ein absolute aseptisch sauberes Quartier.   

Im Café Berlin / En el Café Berlín
 
En total estuvimos 14 días en Sucre, descontado los cuatro días que pagamos en Bramadero, de los que informamos aparte.  Al final intentamos irnos de allí, pero regresamos al día siguiente. También esa es otra historia. En resumen, fueron casi diez días los que estuvimos viviendo cómodamente en la ciudad.  A mí me parecía al principio algo arrogante, con gente demasiado fina, muchos estudiantes, buenos negocios, bares y restaurantes internacionales, finos hoteles llenos de turistas y, en resumen, un público algo más cosmopolita de lo que hasta ahoira nos vamos encontrando, a no ser en La Paz. A nuestra vida diaria, esto le venía bien. En los restaurantes se podía comer de todo sin demasiadas precauciones, se encontraba fácilmente buen café (lo que no suele ser el caso) y por toda la ciudad había buenos locales de internet.

Konzert im "Haus des Turisten"
Concierto de charangos en la "Casa  del Turista"
Sucre entra en la ruta de casi todos los turistas que vienen a Bolivia. Por una parte es bonita y, por otras, esta relativamente baja, lo que la hace ideal para aclimatarse a la altura, antes de atreverse con el altiplano. Esto (y la universidad) puede que sea el motivo por el que hay muchos extranjeros en los establecimientos culturales. Hay, por ejemplo, un Café Berlín que celebra la reunificación alemana, como si eso fuera algo que interesara a los bolivianos, conectado con alguna organización cultural alemana semioficial (aunque lo único que vimos allí eran jóvenes extranjeros que aprendían español). Por lo menos allí había auténtica Kartoffelsalat, lo que para Sabine fue un hallazgo. Luego nos llamaron a la atención muchos niños vestidos con uniformes escolares con los colores de la bandera alemana, hasta que vimos un patio en el que se anunciaba la “escuela boliviano-alemana”. Y finalmente tropezamos con el hotel Kolping, que tras una noche de insomnio en el campo (> Blog de Tarabuco) fue nuestro refugio porque necesitábamos urgentemente durante 24 horas un alojamiento absolutamente aséptico y limpio.


Strasse der Innenstadt / calle céntrica
Haus einer Versicherungsgesellschaft, eine freundliche Dame lud uns zur Besichtigung ein
Cia. Aseguradora en un edificio colonial. Una amable señora que trabajaba allí nos invitó a entrar

Eine gemuetliche Stadt ...
Un ciudad tranquila...
Telefonzelle / Cabina telefónica
Richtige Sehenswürdigkeiten gibt es nicht besonders viele in Sucre, aber wir bleiben unserem Programm treu, nach dem wir versuchen, täglich beim Stadtbummel auch irgendwas zu besuchen. Wie immer, viele Kirchen und Klöster, ein paar Museen und, neben dem historischen Präsidentenpalast am Hauptplatz die “Casa de la Libertad”, das Haus der Freiheit, eigentlich wohl der Befreiung. Hier ist 18…-schlag mich tot (irgendwo in den 1820ern) die Unabhängigkeit von Bolivien beschlossen und unterzeichnet worden, hier haben die auch für andere südamerikanische Staaten wesentlichen Freiheitskämpfer wie Simon Bolivar, Sucre und Belgrano getagt und überhaupt. Fahnen, Dokumente und auch sonst viel Brimborium feiern dieses Ereignis, aber darüber hinaus gibt es auch Bilder und Möbel zu sehen und natürlich den damaligen Sitzungssaal. An anderen Tagen besuchen wir das Folkloremuseum, das Kloster Sta. Clara etc. Irgendwas Anschauenswertes gibt es zum Glueck immer.

En Sucre no hay monumentos importantísimos, pero, fieles a nuestro programa, procuramos visitar cada día un par de sitios en nuestros paseos urbanos. Como siempre, muchas iglesias y conventos, algunos museos y,  además del palacio histórico presidencial en la Plaza mayor, la “Casa de la Libertad” (de la Liberación, debería ser), en la que se firmó hacia 1820 la independencia de Bolivia y en la que estuvieron y pernoctaron los héroes americanos como Simón Bolívar, Sucre, Belgrano y quien sabe cuántos. También se pueden ver banderas, documentos y toda la parafernalia del evento, así como cuadros, muebles y la sala de juntas…

Hof der "Casa de la libertad" (Im Hintergrund Turm der Universitaet)
Patio de la Casa de la Libertad. Al fondo, la  torre de la universidad


Bildergalerie der Casa de la libertad
Pinacoteca  de la Casa de la Libertad
Para envidia de la Cospedorra y otras corruptas (Casa de la Libertad)

Saal in dem die Befreier tagten
Salón de Juntas de los Libertadores
Im Kloster Sta. Clara / En el Convento de Santa Clara
Fuehrung durch Sta. Clara / Visita a Santa Clara
Im Folkloremuseum / En el Museo del Folklore
Volkskunst /Arte popular


Einmal gehen wir auch vom Hostel aus ein Stück stadtauswärts zum grossen Hauptfriedhof. Hier erschliesst sich uns ein weiteres Kapitel zum Thema Kinderarbeit. Das ganze Friedhofsgeschäft (wobei ich nicht genau sehe, worin es besteht) ist in Kinderhand. Und damit das auch seine Ordnung hat, habe diese sogar eine Art Uniform: Westen, auf denen sie als von der Stadt beauftragt gekennzeichnet sind. Aber wir sehen auch viele ohne diese Westen, die einfach so herumlungern und auf eine Chance zur Betätigung hoffen.

Der sehr schön angelegte Friedhof hat ein paar grosse Privat-Schreine für reiche Familien, aber fast alle anderen Gräber sind in Mauernischen, in die die Särge (keine Urnen) reingeschoben werden. Bis zu 6-geschossig. An die oberen kommt man nur mit Leitern ran. Diese tragen die Kinder herbei und weg, was einer Anschlagtafel am Eingang nach mit 3 Bolivianos (35 Cent) entlohnt wird. Man kann bei ihnen wohl auch die Reinigung der Nischenfront beauftragen (10 Bs.). Was sie sonst noch machen, haben wir nicht sehen können. Blumen giessen, vielleicht noch, obwohl bei den älteren Gräbern die Blumen alle aus Papier sind. Die meisten hatten nichts zu tun und waren einfach nur Kinder, hupften rum, jagten sich, kicherten, ärgerten die Jungs respektive Mädchen etc.
Der Friedhof ernährt auch noch andere Personen. Da gibt es vor dem Eingang unzählige Essenskioske und Blumenstände; im Eingang selber – pompös wie der Frankfurter Hauptfriedhof – bieten sich Führer an, die einen zu Grabstätten berühmter Leute führen. Und drinnen auf den Bänken sitzen professionelle Betschwestern, die gegen einen entsprechenden Obulus (2 Bs.) Bittgebete für Deine Toten sprechen. – Eine Welt für sich. Wir treffen ein älteres bayerisches Ehepaar, das einer deutschen Führerin folgt und uns auf die (zugesperrte) jüdische Ecke des Friedhofs hinweist. Durchs Gitter sehen wir die Grabsteine von Gruenbergs und Loewenthals. Bolivien war eines der wenigen Länder weltweit, die in den 1930er Jahren noch deutschen Juden Asyl gewährte.

Um 6 ist Feierabend, da wird geschlossen, Kinder, Betschwestern und Fremdenführer gehen nach Hause. Wir auch.


Una vez fuimos desde el hostel en dirección contraria al centro y nos topamos con el cementerio. Aquí cerramos un capítulo más de nuestra experiencia con los niños trabajadores. Todo el negocio camposantero (aunque no se sepa exactamente qué quiere decir esto) está en manos infantiles. Y para que todo tenga su orden, los niños tienen hasta una especie de uniforme, unos chalecos enm los que se les denomina empleados municipales. Pero también vimos algunos que no llevaban el chaleco, que estaban por allí y preguntaban a la gente si querría algún  servicio.

Die Maedels kichern; die blaue Weste ist die offizielle "Uniform" der Friedhofskinder
Niñas con  el babi de empleadas del cementerio 
El cementerio no es muy grande, pero sí bonito. Tiene un pasillo central con panteones para familias ricas, pero casi todas las tumbas están en nichos de hasta seis pisos.  A los pisos superiores sólo se llega con escaleras que son las que traen los niños por encargo, con un precio estipulado en un cartel a la entrada: 3 bs. Se les puede encargar la limpieza por 10 bs. y encargos así: regar las plantas, ayudar a la gente… La mayoría de los niños que vimos no tenían nada que hacer y, niños al fin, jugaban, se peleaban, se reían…

Friedhofskinder beim Spielen
Niños trabajadores del cementerio jugando
El Cementerio también alimenta a más personas: A la entrada hay multitud de kioscos de bebidas, comida y flores; En la entrada misma, tan pomposa como el cementerio de Frankfurt, hay guías turísticos que ofrecen sus servicios por 20 bs. Y en el interior, sentados en bancos en el pasillo principal, hay “rezadores” que, también por un precio estipulado, rezan la oración que sea a quien no tiene tiempo. Un mundo propio. Encontramos a un viejo matrimonio bávaro guiado por una alemana  que nos indicó dónde estaba el (cerrado) cementerio judío. A través de la reja vimos  las  lápidas de los Gruenbergs y Loewenthals. Bolivia fue uno de los pocos países del mundo que en la década de 1930 dio asilo a los judíos perseguidos por los nazis.
A las 18 h se cerraba el cementerio: niños, rezadores y guías se iban a casa. Nosotros también.

Auf den Baenken warten Betschwestern auf Kundschaft
Rezadores esperando clientela en el  cementerio




Im Jenseits soll die CocaCola nicht fehlen, auch wenn man keine 2 Jahre alt geworden ist!
Ayudará la cocacola en el otro mundo? Aunque el difunto no haya cumplido dos años? O es el arma del crimen?

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