30. Dezember 2012

Feliz 2013 y Asunciòn

 





Ein gutes Jahr 2013 wuenschen wir all unseren Blog-Fans.
 Entschuldigt unsere Weihnachtspause. Wir haben die Berichte etwas schleifen lassen, werden aber in den naechsten Tagen nachholen, was es von unserer Slowfahrt zu berichten gibt. Gruesse auch nach Suedafrika, wir freuen uns, dass sich Iris "eingeschaltet" hat!




       Os deseamos a todos un feliz 2013.
 A los que nos seguís en el viaje y a los esporádicos. A los que os habeis preocupado por esta semana de silencio, tened en cuenta que no es tan fácil celebrar las fiestas con amigos e interrumpir la digestión de la carne (argentina, fabulosa), los vapores del alcohol y hasta los efluvios de las hojas de coca para ponerse a escribir. Pero retomamos la ruta. Estábamos en la capital de Paraguay, Asunción.

In Stellas Garten / Flores del jardín de Estela

Asunción, tres noches en una ciudad estremecida
Si se llega a Asunción desde el sur, a partir de Paraguary, una ciudad aparentemente próspera a 50 km de la capital, la carretera es una sucesión de tiendas y chacras en las que predominan los garajes, ventas de coche de segunda mano y talleres de mecánica, tiendas de baterías, gomerías (tiendas de neumáticos, no de condones), chaperías, loterías... que denotan los ensueños y las necesidades que atormentan a los „asuncenos“. Poco a poco el tráfico se va densificando y vamos entrando en la capital. 

La terminal de autobuses es un gran recinto lleno de gente que espera, algún cafe, bastantes kioskos y muchas tiendas. Buscamos un plano de la ciudad y decidimos aventurarnos en autobús hacia el centro. Por dificultades de conexión durante los últimos días no tenemos reserva de hotel, sólo la dirección de un hostel „El Viajero“, bastante agradable y allá nos vamos. La flota de autobuses de Asunción es una colección de tartanas repintadas con gran colorido que traquetean por los baches de la calles emitiendo ruidos de sommier desvencijado. Viajar en ellos es meterse en una batidora. 




Con maletas, mochilas y nuestros viejos cuerpos logramos subir los escalones de medio metro y nos acomodamos en dos asientos separados. Menos mal que es domingo por la tarde y el vehículo va semivacío, con gente de rostro serio y ausente. Tampoco sabemos adónde vamos, la catedral es nuestra única referencia, pero las calles se van tornando más vacías cada vez, más ruinosas, decaídas, tristes. El centro de Asunción es uno de esos centros coloniales abandonados y que ni esperan ser recuperados. Oigo desde mi asiento que Sabine entabla conversación con la chica que va a su lado y que ésta, al apearse, le dice: „en diez cuadras llega su parada“. Cuando se baja, me pongo a contar mentalmente y, al llegar, hay por lo menos cuatro personas que dicen desde sus asientos: „ahora es la suya“. Un poco asombrados de la expectación, nos bajamos y nos vamos al hostel. Hasta mañana no hay habitación doble libre y no nos apetece dormir en una de ocho camas, así que dejamos allí las maletas y nos vamos en busca de un hotel por el centro. Todo, excepto un par de calles (Oliva, Estrella, Palma) con terrazas y algunos bares, está vacío, pero no vemos hotel alguno. Por fin nos cruzamos con una pareja (aparentemente un señor con su ocasional amante) que nos indican dónde hay uno, dos cuadras más allá, „Es el nuestro“, dice ella con evidente satisfacción. Y así encontramos el hotel Don Diego, tres estrellas, desayuno incluído y mismo precio del hostel (30 €), donde reservamos 3 noches porque no queremos ir rodando con las maletas de acá para allá.

Schuetze mich

Richte mich her

Freu dich an mir

Erinnere dich an mich

Respektiere mich
Damos una vuelta por la calle y lo primero que encontramos, al doblar una esquina, son las casas decoradas con pancartas de color verde fosforescente que claman por la recuperación del casco viejo; fachadas con pintadas muy bien hechas contra el „golpe de estado de Franco“, pintadas a favor de Lugo, pintadas contra los diputados... Da un poco de algo seguir por esas calles que parecen las de Alemania del Este hace quince años y enfilamos en dirección a las calles con terrazas. Cenamos en una „picada“ bastante globalizada y muy bien. En la barra, a nuestro lado, se sientan dos ejecutivos yanquis, uno le explica al otro cosas del local o de la ciudad como quien los conoce perfectamente y se empeña en hablar con la guapísima camarera, de nombre Limpia y de gesto dulce, en un castellano deplorable, a pesar de que hay carta en inglés. El otro asiste a la exhibición callado, pero con cara de estar aguantando el mismo teatro todo el día.
La habitación del hotel no es el colmo de la limpieza, nos damos cuenta al levantarnos al día siguiente. Por lo menos el aire acondicionado funciona y la ducha es buena, hay que mantener la puerta del baño-horno cerrada para que no se cuelen el calor ni los mosquitos. Somos casi los únicos huéspedes. El desayuno es rancio y con televisión. La Mariateresacampos paraguaya coquetea con el presentador masculino y charla de compras con dos siliconadas locutoras ante un arbol de navidad sintético. Hablan de las pancartas del barrio colonial („Esta mañana ha amanecido la ciudad antigua con carteles colocados por artistas anónimos...“), de perros abandonados, de un desfile moda en un „mall“, del tiempo que hará (50º de sensación térmica)... 
Llega una señora joven con tres niños, el mayor de unos seis años, que arrasan con todas las galletas de la mesa y se ponen a comérselas al lado. Debe ser la esposa del portero. Nosotros nos vamos.



Hungerstreik, weil mir meine Geschwister alles graubt haben. Wilhelm und Astrid Acosta vom Optiker "Atenas" sind meine "Geschwister"

A 40 Grados en la sombra / ... bei 40 Grad im Schatten


La calle está muy animada. Junto al hotel pasan todos los autobuses de la ciudad buscandose el espacio en la estrechez de las calles y cuestas arriba, parando donde hay gente que les levanta la mano y adelántándose unos a otros y cruzándose con motos, taxis y autos. El desorden es magnífico. 
En las esquinas hay vendedores de yerba con una cesta alta en la que exponen ramilletes de distintas plantas y en un gran almirez majan las especies mezcladas que los clientes les piden; 

An den Strassenecken werden Kräuter verkauft und im Mörser zerkleinert, die Leute reichern sich damit ihren Eis-Mate an.
las calles que ayer por la tarde estaban desiertas son un hervidero de venta de ropa, objetos de cuero, mantelerías, hamacas, bolsos, zapatos que no se sabe a quien van destinados y entre los que nos resulta incómodo andar porque todos se empeñan en ofrecernos sus artículos. 


Hay buenas tiendas, bares y locales perfectamente globalizados, señoras limpísimas y fresquísimas, como recién duchadas, que ofrecen ensalada de frutas y zumos. Las piñas (ananás pequeños) son las de mejor sabor que nunca he probado, ni en la Isla de Pascua. 

Hier wird uns eine der super-leckeren kleinen Ananas geschält

Vamos a la catedral, donde el Colegio Nacional Franco celebra el fin de curso y la entrega de diplomas; la gente pide ser fotografiada. 

Abitur: die Mutter platzt vor Stolz
Seguimos andando hacia la desarticulada estación de ferrocarril, la plaza Uruguay, el mercado de navidad, y entramos en la Casa del Bicentenario, amueblada con objetos que pertenecieron a Roa Bastos. La vemos detenidamente y vemos también un sensacional documental sensacional sobre su figura, su niñez en Iturbe, los motivos de inspiración para sus relatos, su exilio en Argentina, su sensible figura de premio Cervantes. En la casa hay un bar y allí tomamos algo. En la entrada están preparando un belén para la plaza y tienen dos flores de coco abiertas, una ofrenda que debe tener todo belén paraguayo.
Flor de Coco / Kokusblüte
Después de nuestra siesta (el horario de tiendas es de 7 h. a 12 h. y de 14 h. a 18 h.) todas las tiendas están ya cerradas, pero aún podemos ir a pasear por el puerto. A preguntar si hay alguna barca para cruzar a la otra orilla de la Bahía (Asunción está en un ensanche tan ancho del río Paraguay que se llama la Bahía), si se puede llegar a Argentina. Hablamos primero con un tipo que está mirando las aguas con aire melancólico. Hace diez años que no viene por aquí porque ahora vive en otro lugar (no le pregunto dónde, lo primero que se me ocurre es que viene de la cárcel).
Am Flussufer, das von der Stadt aus so gut wie nicht existiert
Nos explica que están drenando la bahía y, al sacar el légamo del fondo, las aguas han descendido y han dejado más costa libre; en la ribera de enfrente hay un club de piragüismo privado; dice también que hoy, como hace viento, no hay mosquitos, porque a esta hora y en esta estación suele haber una invasión de mosquitos „normales, no del dengue, no teman“; también se puede ir en barca hasta Argentina (Clorinda), pero él no sabe exactamente "porque hace diez años que..." preguntamos y decidimos volver por la mañana a dar una vuelta en barco.

Alumnos del colegio Franco /Schuluniform - mir kommt sie vor wie fuer den Schulmaedchenreport (Teil 13)
Parlamento detras de casas ruinosas / Das moderne Parlamentsgebäude hinter alten Häuserwracks

La parte alta de la nueva costanera ya está reformada. Por todas partes hay militares y coches oficiales, banderas, mástiles, monumentos, una escultura del fundador de Asunción (Salazar de Espinos de los Monteros, 1537) al que le han robado la espada, monumentales cañones desguazados, ruina.
Caemos de nuevo en la Plaza Uruguay y descubrimos un café literario: un local de aspecto colonial, lleno de libros que se pueden leer, hojear o comprar, y nos sentamos a esperar la hora de la cena. El camarero es el mismo de esta mañana en la casa de Roa Bastos. 
Biblioteca de Roa Bastos / die Bibliothek von Roa Bastos

Café Literario / Literaturcafé

Aprovechamos para leer algo de historia, echar un ojeada rápida a libros con datos y completar un poco la imagen que nos vamos formado de este país del que sabemos bien poco y del que no hay ni una sola guía de viajes (no interesa a las editoriales). Es un país acostumbrado a las dictaduras, Yo, el Supremo, de Roa Bastos, se basa en la figura del dictador que se apoderó del país desde 1811 a 1840, luego vinieron otros y por fin llegó la figura del ex-obispo Lugo. Entretanto, el país sufrió dos episodios bélicos a causa de El Chaco, la gran llanura deshabitada que se extiende al norte: A finales del siglo XIX, cuando Chile robó a Bolivia la salida al mar, los bolivianos irrumpieron en Paraguay buscando una salida al Atlántico por el río. Bolivia, Brasil y Argentina, "la Triple Alianza", invadieron el país y organizaron un auténtico genocidio del que apenas sobrevivieron 200.000 paraguayos, de ellos, sólo 27.000 hombres de más de catorce años. La obsesión por reproducirse fue tal que de alguna forma quedó institucionalizada la poligamia y las mujeres asumieron la tarea primordial de quedarse preñadas a toda costa. El presidente de USA fue quien dirimió el contencioso, dejó a Bolivia sin costa a favor de Chile y le dio el Chaco a Paraguay. Pero resultó que el Chaco tenía petróleo y minerales. Hacia 1930, Inglaterra orquestó una nueva guerra en la que de nuevo Paraguay fue destruída a manos de sus enemistosos vecinos: Brasil sobre todo, Bolivia y Argentina. Y, después, empezó la dictadura del Stroessner, el golpe de estado militar de su propio yerno y la debil nueva democracia, en la que pronto resultó elegido el ex-obispo Lugo, primero diputado y en el 2008 presidente con el 41% de los votos. Pero eso no podía consentirse.

"Lugo, das Volk steht hinter dir"
Lugo, nacido cerca de Encarnación y de extracción popular, estudió en Roma y Juan Pablo II le nombró obispo. El mismo papa le dispensó de los votos para permitirle entrar en política. 
A mediados del 2012 (el 18.06.12, oigo en la TV de un bar), 150 campesinos desorganizados ocuparon las tierras deshabitadas de Curuguate y la policía organizó una matanza en la que murieron la mayoría de campesinos y varios policías resultaron heridos; (actualmente se celebra el juicio, pero el helicópetero que debía haber tomado imágenes de la revuelta resulta que no tomó ninguna). Aquello no podían consentirlo ni la derechona paraguaya ni el capital internacional:  Inmediatamente los parlamentarios unieron sus votos y Lugo fue depuesto en una moción de censura. Tomó entonces el poder el tal Franco, descendiente de otro dictador del mismo apellido (se ve que la gloriosa estirpe da bastante de sí cuando se trata de aprovecharse del prójimo) y, actualmente, el Chaco sigue siendo explotado por multinacionales extranjeras. Seguramente hay falta de datos en estos rápidos apuntes. Me da igual, Asunción es una ciudad estremecida, con el sufrimiento asimilado y metido en la sangre, mamado en la leche de tetas asustadas y de niños recriados en la lucha por la vida. Se respira en el aire. Se ve en las calles. Se nota en los campos.


"Senator der Nation"




Pintada contra Franco / Franco, der Nachfolger von Lugo
En 1887 terminó la guerra y el Chaco se lo repartieron los latifundistas, defendidos por los militares, ellos son los padres de la patria que se honran en el pabellón de honor de la Plaza 
Paraguays Heldentempe,
Plaza de los Héreos
de los Héroes, Si hay alguien que diga que el concepto de patria, más allá de la „patria chica“ sirve para otra cosa que no sea esquilmar, matar o dominar, que lo demuestre.
El país no tiene ni 7 millones de habitantes, un 90% de los cuales viven a la izquierda del río Uruguay, entre Asunción y la frontera argentina. El 80% de la población es rural, pero es una minoría, sólo el 2,5 %, quien posee el 80% de la tierra. Un 50% de la población es pobre y un 35% vive en la indigencia. Paraguay es el socio pobre de Mercosur.
Si hay una palabra que caracteriza a Paraguay es „Guaraní“: Guaraní es la etnia autóctona que habita el país, guaraní es el idioma mayoritario de la gente (lo que se habla en la calle es el „Yopará“, que en guaraní significa „Mezcla“, y muchos periódicos están escritos así, unas cuantas frases en castellano, otras cuantas en guaraní), Guaraní es la moneda que en seguida produce la impresión de ser millonario: 500.000 gauranís son 100 €.
Pepito
... y su cuidador /... und sein Pfleger
Al día siguiente nos vamos en autobús al Botánico-Zoo. El Botánico es un buen jardín público mal rotulado. Rotuladas están las especies que más o menos conocemos del viaje; las nuevas y más extrañas no tienen rótulo. Hay una casa de animales disecados con los objetos expuestos camuflados por el tono gris de tantísimo polvo; los guardianes/as rien y toman mate sentados a la entrada y se limitan a decir su frase rutinaria: „prohibido sacar fotos con flash“, dentro, además, hay carteles ordenando „Silencio“, sin que nadie me acierte a explicar por qué. Un gran cartel reza: „En cada bestia y cada pájaro que vive está el Creador“, firmado por el Centro de Educación Superior María Serrano. 
Quebracho donde se
apareció la Viegrn
El Zoo vecino responde a tanta profundidad filosófica. En mitad del parque, en un gran quebracho, se apareció hace cuatro o cinco años la Virgen y allí está su imagen y un altar lourdiano. 
El cuidador del hipopótamo tiene una hija en el Mar Menor de Murcia y, tras hablar con nosotros le dice al animal que se revuelca en el barro mientras le llenan su piscina: „Vamos, Pepito, que hoy tenemos visita, hoy somos internacionales!!“ y le da una buena ducha. El Hipopótomo se levanta y abre su bocaza para beber a chorro. A su lado, un tucán enjaulado se limpia el pico con unsonido de palitroques chocados.



Im Zoo und dem kleinen Naturkundemuseum

Al volver, nos vamos a dar una vuelta por el barrio rico, Villa Morra (el nombre es el apellido de un médico), a ver si encontramos alguna señal de bienestar, de satisfacción en esta ciudad. Las tiendas de automóviles son de gama más alta, los malls numerosos, un cementerio llamado „La Recoleta“ tan anodino como su homónimo de Buenos Aires (si acaso, éste respira aún la primitiva sensación autóctona de que las tumbas son „casas“).
Agromercado /  Ein "Drive-in-Markt": per Auto auf dem Markt einkaufen

Comemos en un restaurante comida globalizada, entramos en un mall en busca de refresco y nos encontramos con que hay una enorme „auto-verdulería“, como en otros sitios hay „auto-cines“ y „auto-hamburgueserías“. La sinrazón del american way of life no tiene límites.

Tres días en Asunción no han sido suficientes para entrar en la ciudad, entablar contacto con sla gente o para poder contar alguna anécdota sabrosa. Hemos estado los tres días, como sus habitantes, exclusivamente ocupados en sobrevivir, con una temperatura de 40 º y una humedad del 75%, en una jungla de pobreza, oligarquía encastillada en sí misma y capital internacional. Nos quedan las impresiones del centro colonial en la que los rascacielos aparacen sembrados entre edificios coloniales de uno o dos pisos abandonados, lujosos edificios de hoteles y bancos, decaídos edificios de viviendas y, entre ellos, el espectro de la salvaje especulación de los últimos 40 años.
La tarde antes de salir, entré en la peluquería de al lado del hotel para arreglarme la barba. Intenté hablar con el barbero, pero él me miraba reticente. Leí un cartel en el espejo que decía „50 años a su servicio“ y le interpelé. Tenía 69 años y poco a poco se soltó. Repasamos lo de la crisis de España, los políticos corruptos, los banqueros ladrones. Nada era distinto en Paraguay; o sí. Le pregunté por Lugo y me respondió que lo que Paraguay necesitaba era „alguien que tuviera los pies en la tierra“. Una opinión que atufaba a prensa oficial. Se lo dije y, el respondió: „Es que, sabés, los paraguayos somos muy corruptos“. Entonces le contesté. „Todos? Usted también? Y cómo es su corrupción? No pretenderá ahora cobrarme 50.000 guaranís de más o rebanarme el pescuezo? Casi me lo rebana de la risa que le dió. Es impresionante con qué capacidad la gente abreva lo que dice la prensa o la televisión sin discernir lo que le endosan y dicen que piense!

Al día siguiente nos fuimos. No logramos encontrar nada interesante para turistas, superfluo, que no fuera lucha por la vida. La prensa empezaba a hablar del dengue, de números de enfermos en los hospitales, el calor era insoportable, el hotel sucio, la estancia en la ciudad se volvía incómoda y el tiempo empezaba a apremiar si queríamos estar en Córdoba para la Nochebuena... Con las mismas maletas volvimos a tomar el mismo autobús rumbo a la estación. Tan sólo echaba en falta no haber comprado algunos objetos de la fabulosa artesanía que se vendía en dos tiendas de la calle Palma; también algo de música, algún libro, el vídeo del documental de Roa Bastos... Por otra parte, es privilegio y condición de este viaje no comprar nada que no sea necesario. Claro que podríamos dejar las maletas en la consigna de la estación y volver al centro un par de horas... Quizás Carmelo pudiera llevárselo a Madrid. 


Un personaje popular: El Pombero siempre tiene la culpa /
Der "Pombero" hat immer Schuld an allem



















El autobús avanza con sus ruidos de cama desvencijada por los profundos baches de las calles del Mercado-4; abriéndose paso por manzanas enteras de rastrillo, de tenderetes de comercios de plásticos y colorines, hasta que llegamos a la estación.

Mientras sacamos el billete se oye a unos 20 m., a nuestras espaldas, un „Pum! Pum!!“ que yo tomo por un reventón de neumáticos. 
Resulta que un coche blindado de Prosegur acaba de ser asaltado y hay un barullo de seguratas, policías, gente y disparos al aire. 


El vendedor que nos caba de dar los billetes de Flecha-Bus para Corrientes,  pagados a tocateja, cierra precipitadamente la ventanilla y desaparece. Media hora después abandonamos Asunción.








Asuncion

[Noch mal zur Erinnerung: wenn man eines der Fotos anklickt, öffnet sich ein Fenster mit allen Fotos des jeweiligen Blog-Beitrags (in diesem sind es 48!), die man dann  nacheinander und sehr viel grösser und besser ansehen kann!]

Jetzt aber zu Asuncion, obwohl der Besuch dort schon 10 Tage zurückliegt:
Die drei Tage in der Stadt haben nicht gereicht, um dort heimisch zu werden, persönliche Kontakte zu etablieren oder auch nur Anekdoten erzählen zu können. Wir waren – wie alle Bewohner – ausschliesslich mit dem Überleben beschäftigt. Bei gnadenlosen 40 Grad und 75% Luftfeuchtigkeit im Dschungel einer zwischen Armut, einer traditionell repressiven, in sich abgeschlossenen Gross-Oligarchie und dem internationalen Kapital hin- und hergerissenen Millionenstadt. Uns bleiben Eindrücke vom Altstadtzentrum, in dem die üblichen 15 x 15 Häuserblöcke durchwachsen sind von vernachlässigten Kolonialbauten, Luxus-Hochhäusern (wenigen: Hotels und Banken), runtergekommenen Wohn-Hochhäusern und dazwischen dem ganzen Spektrum von baulichem Wildwuchs der letzten 50 Jahre. Der Fluss Paraguay, der hier in den Paraná mündet, spielt weder für die Urbanistik, noch für die Bevölkerung eine Rolle. Die Ufer werden grade erst hergerichtet, die Mode aus Argentinien, schöne Costaneras, Flusspromenaden und Flussstrände anzulegen, ist wohl übergeschwappt.

Ersehne mich




Das Schlüsselwort für Paraguay ist “Guarani” - das sind die Ureinwohner, das ist die Sprache, das ist die Währung. Hier ist man schnell Millionär, unser Tagesbudget beträgt rund eine halbe Million Guarani (= ca. 100 Euro).
Die Guaranies sind ernste, sanfte, freundliche Menschen. Nachfolger jener, die einst gutgläubig in den Reduktionen der Jesuitenpater lebten und es zufrieden waren. Sie verbreiten ein sehr anderes Lebensgefühl als die argentinischen Nachbarn. “Die Argentinier sind eben Latinos” klärt Gabriel mich auf, und er hat wohl Recht. Auch dort gibt es Armut, aber selbst die Allerärmsten, die irgendwelche Waren an Strassenecken und Bushaltestellen anbieten, tun dies in Argentinien mit viel Geschrei, Gelächter und Fröhlichkeit untereinander, in Paraguay ist die Armut und die Stimmung bedrückend.Auch der Tagesrhythmus ist hier völlig anders. In Argentinien geht man spanisch mit der Hitze um: Eine späte Mittagspause/Siesta von ca. 2-5 und dann wieder geschäftsöffnung bis um 9 oder 10, Abendessen und Einladungen ab halb 10, 10 Uhr folgende. Ganz anders in Paraguay: Morgens gehts um 7 los, Mittag ist um 12, bis ca. 2 ist die Mittagspause, dann, in der grössten Hitze öffnet alles wieder und macht um 18 Uhr, wenn die Hitze anfängt nachzulassen, zu. Um 7 Uhr ist das Stadtzentrum tot, um 9 oder 10 hat man gegessen und es bleibt kaum mehr etwas anderes, als in die Koje zu verschwinden.

Das Guarani wird von fast 90% der Bevölkerung gesprochen, aber es gibt keine Zeitung, kein TV-Programm auf Guarani, keine Werbung, wenig Literatur, keinen Schulunterricht. Trotzdem merkt man, dass die einfachen Leute spanisch wie eine Fremdsprache sprechen. Gabriel lacht oft über lustige Formulierungen, die wohl direkte Übersetzungen aus dem Guarani sind. Im Alltag spricht man meist eine Mischung beider Sprachen, und auch in die Tageszeitung schleichen sich hier und da Guaraní-Formulierungen ein.

[Gabriel hat sich etwas in die Geschichte von Paraguay hineingekniet, während ich noch nicht richtig durchblicke; in einem späteren Blog werde ich das vielleicht mal übersetzen, ich habe das Gefühl, wir werden noch mal zurückkommen, nach Paraguay.]

Bezeichnend für das Selbstverständnis der Leute war Gabriels Konversation mit dem Barbier (der seinem Bart den Weihnachts-Schnitt verpasst hat):
“Ja, es steht nicht zum Besten mit Paraguay, wir sind ja alle korrupt. “
“Ach, Sie auch?” fragt Gabriel. “Worin besteht denn Ihre Korruptheit? Wollen Sie bei mir 50.000 Guaranies zu viel kassieren?”
“Nein, natürlich nicht …”
Selbstverständlich ist der Barbier ein honoriger Mann, und selbst wenn er es nicht sein wollte, wird er kaum Möglichkeiten haben, es nicht zu sein … aber er hat die öffentliche Meinung so internalisiert, dass er in dieser Form seine Resignation äussert.   
Es gelingt uns kaum, Kontakt mit Einheimischen zu knüpfen. Sie sind zurückhaltend, selbst als wir beim selben Kellner ein drittes Mal bedient werden, kommt kaum ein Gespräch zustande. Das sind Schüchternheiten, Sprachbarrieren und vielleicht auch ein mangelndes Interesse am “Spanier” schlechthin bzw. am Madrider im Speziellen. Beides sind in Argentinien Zauberwörter. Jeder stammt von Spaniern ab, schwärmt für den FC Barcelona, will unbedingt einmal nach Madrid reisen. Das alles interessiert in Paraguay kein Schwein. Das ist zumindest mein Eindruck. Gabriel korrigiert mich und meint, es gebe sehr wohl eine grössere Gemeinde von Guaranies in Spanien, und im Autobus habe zwar auf Anhieb niemand mit uns geschwatzt, aber nachdem wir beim Einsteigen gefragt hatten, ob der Bus zum Hotel in der xy-Strasse fahre, haben uns 20 Minuten später mehrere Leute darauf hingewiesen, dass wir an der nächsten Haltestelle aussteigen müssten, sprich, man war sehr wohl freundlich an uns interessiert. Aber jedenfalls ist es alles sehr viel verschlossener als in Argentinien,



An die Innenstadt schliessen sich flach und endlos riesige Mischviertel an, die sich an beiden Seiten von langen Ausfallstrassen hinziehen. An den Strassen stehen Mangobaeume, die bis zum Abwinken voller Früchte hängen. Selbst die Ärmsten sammeln sie nicht auf. Auf den Ausfallstrassen fahren die Stadtbusse, ein bewegliches Autobus-Museum (das einzige der Stadt, das zu besichtigen war, alle ausgewiesenen Museen sind geschlossen oder gar nicht aufzufinden). In einem solchen Bus rattern wir die 5 bis 8 km bis zum (Fern-)Bus-Terminal, um Asunción Richtung Argentinien zu verlassen. Am Terminal wird uns nach einer Schiesserei vor der Bank gegenüber panisch der Ticketschalter geschlossen, aber wir haben Fahrscheine ergattert, es kann losgehen, Richtung Córdoba.
Der Reisebus fährt eine weitere schier unendliche Ausfallstrasse in Richtung der argentinischen Grenze, 1 Stunde geht das so, eine Ode an das Auto und an internationale Konzerne. Dazwischen der kleine Alltag des kleinen Paraguayos, was für kaum begreifbare Gegensätze sorgt. Es geht durch ein Viertel, das insgesamt aus einem Strassenmarkt besteht, es geht durch reiche und arme Viertel, alle ohne sichtbare Bauordnung: hoch neben niedrig, an der Strasse neben weit zurückgesetzt, Gewerbe neben Wohnungen, arm und offen neben reich und abgezäunt. Es geht wirklich wild durcheinander, viele Auto-Ersatzteile, Auto-Vertretungen, Shopping-Malls, aber dazwischen Armut, Muell, Baustellen, Abriss, Schutt und Viehweiden. Man wird ganz schwindelig. Wieder in Argentinien, hat man das Gefuehl im ordentlichen Deutschland angekommen zu sein.
Verkäuferfamilie im Schutz eines Baumes
Familia de vendedores a la sombra de un árbol
  

Última vista de Asunción desde el autobús. Yo pienso volver a esta ciudad estremecida
Letzter Blick von Asunción aus dem Bus. Ich werde zurückkehren in diese bewegte Stadt