13. Dezember 2012

Peregrinación a Itati / Wallfahrt nach Itati


... y un saludo especial a nuestra prima Pili y a la tía Petra, que son nuestras seguidoras mas fieles.

Gabriel y Juanca desde el coche de apoyo / aus dem "Begleitfahrzeug"


Rodando hacia Itatí

Cuando un par de días antes Juan Carlos empezó a sacar el tema me pareció una idea genial, pero yo no pensaba ir „NI NUNCA“, aunque ya se me colaba la idea de levantarme ese día a las cuatro de la mañana y fotografiar la salida. Después, cuando dijo que tenía bicis para nosotros y que podíamos participar, empecé a preocuparme. Ché, que yo soy un crónico cardiaco! Un sintromita bajo la luna de Adiro y Omeprazol!
Se trataba de una romería en bici a la Virgen de Itatí, a una distancia de 270 km, en dos etapas y en la que participaban cada año hasta 5000 posadeños. Entonces me preocupé de verdad y se lo consulté a mi prima la cardióloga, que conoce mi historial y mi evolución. Ella me contestó con una prohibición terminante.
Claro que tan determinante no podía ser. La curiosidad era enorme y hablé con Juan Carlos. Haríamos unos 20 ó 30 km, por terreno llano y de día, evitando la salida multitudinaria de noche en la que puede haber caídas y accidentes.
Y no se volvió a hablar más de asunto. Nos fuimos a ver las reducciones de Paraguay y, al volver a Posadas, nadie, ni periódicos ni pasquines en las calles ni el canal local de TV, anunciaba ninguna romería multitudinaria. Y sin embargo, Juanca seguía errequeerre con el tema: había que levantarse a las cuatro y podríamos turnarnos, dos de nosotros pedaleando y el tercero conduciendo el vehículo de apoyo. Así que, al día siguiente a las cuatro de la mañana, Juanca cargaba el vehículo con tres bicis. 

 
Los aspectos técnicos tienen en este país una ingenuidad desarmante, si se viene de España (donde ya hay que llevar casco y faro, y no digamos ya de Alemania, donde las multas por no llevarlos son morrocotudas): Las bicis familiares que nos proporcionó Juanca eran adecuadas para dar un paseo por la costanera y poco más: no tienen faro, los frenos chirrían, las marchas se encasquillan y, para transportarlas, van atadas con un simple bramante a una plancha de madera encajada en el techo del auto a modo de baca. Juanca carga y descarga, ata y desata bicis sin esfuerzo aparente. Salimos de noche hacia las afueras de Posadas; poco a poco, como el expreso a Lourdes se va llenando de enfermos a partir de Carcassonne, en la carretera a Corrientes van surgiendo de la oscuridad pequeños grupos de ciclistas. El arcén es traicionero, tiene cada 100 metros tres rayas de cemento en relieve, como pequeños policías tumbados camuflados, que deben ser obra de una mente enfermiza y que me ponen los pelos de punta. Por el carril contrario de la carretera siguen pasando coches, autobuses y camiones que te engullen en el remolino de su velocidad. Cada grupo lleva su propio vehículo de apoyo, de modo que el desorden de ciclistas en marcha o parados y de coches parados o en marcha, adelantando o atrasandose, es bastante considerable. Menos mal que los grupos son dispersos, las velocidades distintas y nunca se amontona demasiada gente, por lo menos mientras no llegue el grueso del pelotón. La cadena de peregrinos rodantes se estira a lo largo de viarios kilómetros.

Descargamos las bicis y empezamos a peregrinar. Sabine decide ser conductora y yo me quedo con su burra, que tiene algún fallo con la marcha pero ruedas gruesas y no esas gomas finas de carrera como las otras dos. La primera cuesta la subo andando y aprovecho para esperar. Sabine para también. Juan Carlos también sube andando porque ha pinchado.
Cambiamos su bici y seguimos peregrinando. Muchos llevan imágenes de la Virgen protegidas con tules o con plásticos y sujetándolas a mano en vehículos arriesgados, en carritos de compra, en remolquillos, carretillas, en cochecitos de bebé, algunos van en bicicletas de niño... 
Grupo con virgen /jeder hat "seine" Jungfrau dabei
Cada cual según su pecado, suponen los demás, o según su patente necesidad. Los jóvenes pasan en coches con el portamaletas abierto y altvoces a todo meter atronando con hiphop y salsa, como hacen todas las tardes en la Costanera de Posadas. No hay reglas, no hay policías, no hay límites para la fé ni para la fantasía.
Una puerta-arco tendido sobre la carretera y guardado por varios policías señala el límite entre las provincias de Misiones y Corrientes. Las fuerzas de seguridad contemplan la hilera de ciclistas con una pasividad pasmosa. Sin duda es mejor que no intervangan: al otro lado del arco cambia la jurisdicción, cambia el paisaje y empiezan los mosquitos: una nube negra y densa que se mete por todos los agujeros de la cara y se pega a la piel sudada nos escolta casi medio kilómetro. Menos mal que parece que no pican!.
También cambia radicalmente el paisaje. Se acaba el trópico y empieza el llano correntino, verde porque estamos en primavera, con arboledas de ombús y salces en el horizonte. Por fin llegamos a la recta larga que es nuestro objetivo: casi 20 km de carretera llana que llegan al límite del horizonte. Los campos de al lado están salpicados de montones de tierra márron de hormigueros. Muchos y enormes, de casi un metro de altura. Imposible imaginarse el mundo de túneles y pasadizos que tiene que haber en el subsuelo. Es lo que pienso mientras pedaleamos cómodamente por la llanura, tan ajenos al esfuerzo físico que se dirían que meditamos en vez de pedalear. De vez en cuando hacemos una parada para reponer agua. Una vez porque se me ha saltado la cadena al intentar cambiar de marcha. Mientras operamos con la rueda trasera de la bici, por arte de birlibirloque se para una moto y un tipo pregunta si puede ayudar. Lo hace, da un toque mágico y la bici funciona de nuevo a la perfección, mejor que antes. Damos las gracias y se va. Juan Carlos dice que esos son los verdaderos milagros de Itatí.

Reponiendo agua en el arcén / Pause am Strassenrand
 Poco a poco se levanta el sol y empieza a hacer un calor casi inclemente. Eso no es bueno para el corazón ni para la piel, así que decidimos volvernos. Hemos pedaleado casi 30 km de peregrinación. A mediodía los demás llegarán a Ituzaingó, mitad del camino, y mañana continuarán hasta Itatí, cerca de Corrientes. Habrá más de 40.000 personas llegadas de todo el país en bici, en barca de remos o a caballo. Nosotros también hemos estado un rato allí. 




Eine Wallfahrt der ganz besonderen Art

Zurück von unserem Ausflug nach Paraguay eröffnet uns Juanca, dass wir morgen um 4 aufstehen müssten. Um 4:30 Uhr sei im Ort der Massenstart der Fahrradpilger nach Itati, da müsse man dabeisein. Er hat zusätzlich zu den beiden Stadtfahrrädern zwei Rennräder aus dem Keller geholt, pumpt auf und schraubt. Er scheint es Ernst zu meinen. Religiös ist in dieser Familie allerdings höchstens Norma, und die rollt nur mit den Augen, nein, das sei nichts für sie. Auch Sohn Matthias hat irgendeine fadenscheinige Ausrede. Aber Gabriel, der zuerst noch sein angeschlagenes Herz ins Feld führt, lässt sich überreden. Folkloristisch-religiöse Unternehmungen machen ihm ja immer Spaß. Bei mir siegt die Furcht vor der Brüll-Hitze gegenüber der Freude am Radfahren – ich volontiere schließlich für das Begleitkommando.
Los geht es in den frühen Morgenstunden des Donnerstag. 


Ziel der Wallfahrt ist das rund 260 km südwestlich liegende Itati, dessen Marienbild am Samstag gefeiert wird. Die Fahrradpilger wollen das in 2 Etappen machen, also einmal übernachten. Aber nein, Juanca beruhigt uns lachend, so weit würden wir es nicht treiben. Ihm mache die ganze Folklore drumherum Spaß, es sei lustig dabeizusein, aber dann könnte man es auch jederzeit wieder bleiben lassen. Das beruhigt. Noch mehr beruhigt, dass er die Räder aufs Auto lädt, als wir um 4 verschlafen aus dem Bett kriechen. Nein, am Anfang gäbe es eine Reihe Steigungen, das müsse ja nicht sein.
Und so fahren wir in der Dunkelheit aus der völlig ruhigen Stadt, aber je näher wir der Landstraße kommen, desto öfter überholen wir kleine Trupps von Fahrradfahrern. Das verdichtet sich, je weiter wir fahren, und als der erste Schimmer von Morgenrot am Horizont erscheint, hält Juanca und lädt die Räder ab, und er und Gabriel radeln los, ich folge mit dem Auto im Schritttempo. Das machen viele so. Für die, die es alle 3 Tage durchhalten wollen, transportieren die Autos Zelte, Schlafsäcke, Matevorräte und anderes Lebenswichtiges Graffel. Eine ganze Reihe von Autos haben laute Musik an, die aus riesigen Lautsprechern im (offenen) Kofferraum dröhnt, dahinter ein Trupp von gutgelaunten Youngsters auf Mountainbikes,die sich eine Gaudi aus der Unternehmung machen. 

Andere – die frommeren – umgeben und ziehen mit ihren Rädern einen selbst gebastelten Karren, auf dem sie „ihre“ Marienfigur mitführen. Schneidige Rennräder mit Fahrern in schickem Radrenn-Outfit sind genauso präsent wie Leute auf alten rostigen Klapperkisten und in Alltagsklamotten. Das ist schon eine sehr bunte Schar, die sich da die Landstraße entlangzieht, über zig Kilometer breiten sich die Radler aus, dazwischen manchmal ein die Stadt verlassender Lastwagen, ein Reisebus, auch mal Gegenverkehr – das sieht öfter ganz schön gefährlich aus! Alle 5 oder 10 km halten wir (und alle anderen wohl auch, wir treffen immer wieder dieselben Grüppchen), Juanca und Gabriel tanken ihren Flüssigkeitspegel auf, richten was am Radl oder ruhen einfach nur ein wenig aus. Kaum basteln sie an Gabriels Gangschaltung rum, schon kommt einer auf einem Motorrad angeflitzt, ob wir Hilfe brauchten. Er hat Werkzeug dabei und den Schaden mir-nichts dir-nichts behoben. Danke! Gute Fahrt! Weiter geht’s. 
Ha salido el sol / die Sonne brennt bereits in den fruehen Morgenstunden

Das Gelände ist weitgehend flach, der Sonnenaufgang hinreißend, das Gezeter der empörten Vögel nicht zu überhören. Es fehlen nur noch 220 km nach Itati. Nach dem dritten Stop und etwa 30 km schauen Gabriel und Juanca sich an, fangen an zu lachen, murmeln was von „sieht ja überall alles gleich aus“ und „Hunger“ und „kein Ort oder Kaffee in 100 km Entfernung“ und „das Herz ...“ (Gabriel) bzw. „zuviel Sonne ist gar nicht gut für die Haut“ (Juanca) und – schwuppdiwupp – werden die Räder wieder aufs Dach geschnürt (kein Fahrradträger, das ist was für Weicheier), wir fahren in der schon ordentlich runterbrezelnden Morgensonne einer nicht endenden Kette von Radfahrern entgegen und zu einem späten Frühstück sind wir wieder zu Hause. Das Fernsehen meldet später, dass es bei dem nächtlichen Start rund 2000 waren, aus anderen Richtungen oder mit anderen Trupps wurden es an die 10.000, und insgesamt waren heute (Samstag) 40.000 Wallfahrer in Itati. Wir nicht.

 









1 Kommentar:

  1. Conoceis un libro de un argentino (Gabriel Sánchez Sorondo)que se titule Historia oculta de la conquista de América?. Hay capitulos que cuentan la historia de Pedro de Mendoza y de los guaranies, charrúas etc. Sino lo conoceis está editado por nowtilus y podeis descargar fragmentos de los libros en www.HISTORIAincognita.com.
    Entonces, ya habeis terminado la ruta ciclista?
    Un beso. Quique

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