... y un saludo especial a nuestra prima Pili y a la tía Petra, que son nuestras seguidoras mas fieles.
Gabriel y Juanca desde el coche de apoyo / aus dem "Begleitfahrzeug" |
Rodando hacia Itatí
Cuando un par de días antes Juan Carlos empezó
a sacar el tema me pareció una idea genial, pero yo no pensaba ir „NI NUNCA“,
aunque ya se me colaba la idea de levantarme ese día a las cuatro de la mañana
y fotografiar la salida. Después, cuando dijo que tenía bicis para nosotros y
que podíamos participar, empecé a preocuparme. Ché, que yo soy un crónico
cardiaco! Un sintromita bajo la luna de Adiro y Omeprazol!
Se trataba de una romería en bici a la Virgen de Itatí, a una
distancia de 270 km,
en dos etapas y en la que participaban cada año hasta 5000 posadeños. Entonces
me preocupé de verdad y se lo consulté a mi prima la cardióloga, que conoce mi
historial y mi evolución. Ella me contestó con una prohibición terminante.
Claro que tan determinante no podía ser. La
curiosidad era enorme y hablé con Juan Carlos. Haríamos unos 20 ó 30 km, por terreno llano y de
día, evitando la salida multitudinaria de noche en la que puede haber caídas y
accidentes.
Y no se volvió a hablar más de asunto. Nos
fuimos a ver las reducciones de Paraguay y, al volver a Posadas, nadie, ni
periódicos ni pasquines en las calles ni el canal local de TV, anunciaba
ninguna romería multitudinaria. Y sin embargo, Juanca seguía errequeerre con el
tema: había que levantarse a las cuatro y podríamos turnarnos, dos de nosotros
pedaleando y el tercero conduciendo el vehículo de apoyo. Así que, al día
siguiente a las cuatro de la mañana, Juanca cargaba el vehículo con tres bicis.
Los aspectos técnicos tienen en este país una ingenuidad desarmante, si se
viene de España (donde ya hay que llevar casco y faro, y no digamos ya de
Alemania, donde las multas por no llevarlos son morrocotudas): Las bicis
familiares que nos proporcionó Juanca eran adecuadas para dar un paseo por la
costanera y poco más: no tienen faro, los frenos chirrían, las marchas se
encasquillan y, para transportarlas, van atadas con un simple bramante a una
plancha de madera encajada en el techo del auto a modo de baca. Juanca carga y
descarga, ata y desata bicis sin esfuerzo aparente. Salimos de noche hacia las
afueras de Posadas; poco a poco, como el expreso a Lourdes se va llenando de
enfermos a partir de Carcassonne, en la carretera a Corrientes van surgiendo de
la oscuridad pequeños grupos de ciclistas. El arcén es traicionero, tiene cada 100 metros tres rayas de
cemento en relieve, como pequeños policías tumbados camuflados, que deben ser
obra de una mente enfermiza y que me ponen los pelos de punta. Por el carril
contrario de la carretera siguen pasando coches, autobuses y camiones que te
engullen en el remolino de su velocidad. Cada grupo lleva su propio vehículo de
apoyo, de modo que el desorden de ciclistas en marcha o parados y de coches
parados o en marcha, adelantando o atrasandose, es bastante considerable. Menos
mal que los grupos son dispersos, las velocidades distintas y nunca se amontona
demasiada gente, por lo menos mientras no llegue el grueso del pelotón. La
cadena de peregrinos rodantes se estira a lo largo de viarios kilómetros.
Descargamos las bicis y empezamos a
peregrinar. Sabine decide ser conductora y yo me quedo con su burra, que tiene
algún fallo con la marcha pero ruedas gruesas y no esas gomas finas de carrera
como las otras dos. La primera cuesta la subo andando y aprovecho para esperar.
Sabine para también. Juan Carlos también sube andando porque ha pinchado.
Cambiamos su bici y seguimos peregrinando.
Muchos llevan imágenes de la
Virgen protegidas con tules o con plásticos y sujetándolas a
mano en vehículos arriesgados, en carritos de compra, en remolquillos,
carretillas, en cochecitos de bebé, algunos van en bicicletas de niño...
Grupo con virgen /jeder hat "seine" Jungfrau dabei |
Cada
cual según su pecado, suponen los demás, o según su patente necesidad. Los
jóvenes pasan en coches con el portamaletas abierto y altvoces a todo meter
atronando con hiphop y salsa, como hacen todas las tardes en la Costanera de Posadas. No
hay reglas, no hay policías, no hay límites para la fé ni para la fantasía.
Una puerta-arco tendido sobre la carretera y
guardado por varios policías señala el límite entre las provincias de Misiones
y Corrientes. Las fuerzas de seguridad contemplan la hilera de ciclistas con
una pasividad pasmosa. Sin duda es mejor que no intervangan: al otro lado del
arco cambia la jurisdicción, cambia el paisaje y empiezan los mosquitos: una
nube negra y densa que se mete por todos los agujeros de la cara y se pega a la
piel sudada nos escolta casi medio kilómetro. Menos mal que parece que no
pican!.
También cambia radicalmente el paisaje. Se
acaba el trópico y empieza el llano correntino, verde porque estamos en
primavera, con arboledas de ombús y salces en el horizonte. Por fin llegamos a
la recta larga que es nuestro objetivo: casi 20 km de carretera llana que
llegan al límite del horizonte. Los campos de al lado están salpicados de montones
de tierra márron de hormigueros. Muchos y enormes, de casi un metro de altura.
Imposible imaginarse el mundo de túneles y pasadizos que tiene que haber en el
subsuelo. Es lo que pienso mientras pedaleamos cómodamente por la llanura, tan
ajenos al esfuerzo físico que se dirían que meditamos en vez de pedalear. De
vez en cuando hacemos una parada para reponer agua. Una vez porque se me ha
saltado la cadena al intentar cambiar de marcha. Mientras operamos con la rueda
trasera de la bici, por arte de birlibirloque se para una moto y un tipo
pregunta si puede ayudar. Lo hace, da un toque mágico y la bici funciona de
nuevo a la perfección, mejor que antes. Damos las gracias y se va. Juan Carlos
dice que esos son los verdaderos milagros de Itatí.
Reponiendo agua en el arcén / Pause am Strassenrand |
Poco a poco se levanta el sol y empieza a
hacer un calor casi inclemente. Eso no es bueno para el corazón ni para la
piel, así que decidimos volvernos. Hemos pedaleado casi 30 km de peregrinación. A
mediodía los demás llegarán a Ituzaingó, mitad del camino, y mañana continuarán
hasta Itatí, cerca de Corrientes. Habrá más de 40.000 personas llegadas de todo
el país en bici, en barca de remos o a caballo. Nosotros también hemos estado
un rato allí.
Eine Wallfahrt der ganz besonderen Art
Zurück von unserem Ausflug nach Paraguay
eröffnet uns Juanca, dass wir morgen um 4 aufstehen müssten. Um 4:30 Uhr sei im
Ort der Massenstart der Fahrradpilger nach Itati, da müsse man dabeisein. Er
hat zusätzlich zu den beiden Stadtfahrrädern zwei Rennräder aus dem Keller
geholt, pumpt auf und schraubt. Er scheint es Ernst zu meinen. Religiös ist in
dieser Familie allerdings höchstens Norma, und die rollt nur mit den Augen,
nein, das sei nichts für sie. Auch Sohn Matthias hat irgendeine fadenscheinige
Ausrede. Aber Gabriel, der zuerst noch sein angeschlagenes Herz ins Feld führt,
lässt sich überreden. Folkloristisch-religiöse Unternehmungen machen ihm ja
immer Spaß. Bei mir siegt die Furcht vor der Brüll-Hitze gegenüber der Freude
am Radfahren – ich volontiere schließlich für das Begleitkommando.
Los geht es in den frühen Morgenstunden des
Donnerstag.
Ziel der Wallfahrt ist das rund 260 km südwestlich liegende
Itati, dessen Marienbild am Samstag gefeiert wird. Die Fahrradpilger wollen das
in 2 Etappen machen, also einmal übernachten. Aber nein, Juanca beruhigt uns
lachend, so weit würden wir es nicht treiben. Ihm mache die ganze Folklore
drumherum Spaß, es sei lustig dabeizusein, aber dann könnte man es auch
jederzeit wieder bleiben lassen. Das beruhigt. Noch mehr beruhigt, dass er die
Räder aufs Auto lädt, als wir um 4 verschlafen aus dem Bett kriechen. Nein, am
Anfang gäbe es eine Reihe Steigungen, das müsse ja nicht sein.
Und so fahren wir in der Dunkelheit aus der
völlig ruhigen Stadt, aber je näher wir der Landstraße kommen, desto öfter
überholen wir kleine Trupps von Fahrradfahrern. Das verdichtet sich, je weiter
wir fahren, und als der erste Schimmer von Morgenrot am Horizont erscheint,
hält Juanca und lädt die Räder ab, und er und Gabriel radeln los, ich folge mit
dem Auto im Schritttempo. Das machen viele so. Für die, die es alle 3 Tage
durchhalten wollen, transportieren die Autos Zelte, Schlafsäcke, Matevorräte
und anderes Lebenswichtiges Graffel. Eine ganze Reihe von Autos haben laute
Musik an, die aus riesigen Lautsprechern im (offenen) Kofferraum dröhnt,
dahinter ein Trupp von gutgelaunten Youngsters auf Mountainbikes,die sich eine
Gaudi aus der Unternehmung machen.
Andere – die frommeren – umgeben und ziehen mit
ihren Rädern einen selbst gebastelten Karren, auf dem sie „ihre“ Marienfigur
mitführen. Schneidige Rennräder mit Fahrern in schickem Radrenn-Outfit sind
genauso präsent wie Leute auf alten rostigen Klapperkisten und in
Alltagsklamotten. Das ist schon eine sehr bunte Schar, die sich da die
Landstraße entlangzieht, über zig Kilometer breiten sich die Radler aus,
dazwischen manchmal ein die Stadt verlassender Lastwagen, ein Reisebus, auch
mal Gegenverkehr – das sieht öfter ganz schön gefährlich aus! Alle 5 oder 10 km halten wir (und alle
anderen wohl auch, wir treffen immer wieder dieselben Grüppchen), Juanca und
Gabriel tanken ihren Flüssigkeitspegel auf, richten was am Radl oder ruhen
einfach nur ein wenig aus. Kaum basteln sie an Gabriels Gangschaltung rum,
schon kommt einer auf einem Motorrad angeflitzt, ob wir Hilfe brauchten. Er hat
Werkzeug dabei und den Schaden mir-nichts dir-nichts behoben. Danke! Gute
Fahrt! Weiter geht’s.
Ha salido el sol / die Sonne brennt bereits in den fruehen Morgenstunden |
Das Gelände ist weitgehend flach, der Sonnenaufgang
hinreißend, das Gezeter der empörten Vögel nicht zu überhören. Es fehlen nur
noch 220 km
nach Itati. Nach dem dritten Stop und etwa 30 km schauen Gabriel und
Juanca sich an, fangen an zu lachen, murmeln was von „sieht ja überall alles
gleich aus“ und „Hunger“ und „kein Ort oder Kaffee in 100 km Entfernung“ und „das
Herz ...“ (Gabriel) bzw. „zuviel Sonne ist gar nicht gut für die Haut“ (Juanca)
und – schwuppdiwupp – werden die Räder wieder aufs Dach geschnürt (kein
Fahrradträger, das ist was für Weicheier), wir fahren in der schon ordentlich
runterbrezelnden Morgensonne einer nicht endenden Kette von Radfahrern entgegen
und zu einem späten Frühstück sind wir wieder zu Hause. Das Fernsehen meldet
später, dass es bei dem nächtlichen Start rund 2000 waren, aus anderen
Richtungen oder mit anderen Trupps wurden es an die 10.000, und insgesamt waren
heute (Samstag) 40.000 Wallfahrer in Itati. Wir nicht.
Conoceis un libro de un argentino (Gabriel Sánchez Sorondo)que se titule Historia oculta de la conquista de América?. Hay capitulos que cuentan la historia de Pedro de Mendoza y de los guaranies, charrúas etc. Sino lo conoceis está editado por nowtilus y podeis descargar fragmentos de los libros en www.HISTORIAincognita.com.
AntwortenLöschenEntonces, ya habeis terminado la ruta ciclista?
Un beso. Quique