Otro
día nos fuimos espontáneamente a San Cosme y San Damián.
Entrar
y salir de Argentina a Paraguay, y viceversa, es fácil si se tiene
rutina. Al entrar al puente hay que pasar por una aduana y sellar el
pasaporte, salir por otra puerta y tomar el mismo autobús que
también ha adelantado terreno, atravesar el puente de 2 km y, al
otro lado, hacer lo mismo en la otra aduana. Si se entra y no se
sale, esto es, si se tiene un sello de menos y algún aduanero
perspicaz lo descubre, el multazo es de unos 50 €. Nosotros nos
saltamos una vez uno de estos pasos y tuvimos que volver a cruzar el
puente, guardar la cola y regresar con el pasaporte sellado.
Ese
día, para ir a las ruinas de San Cosme y San Damian, salimos tarde
de Posadas porque queríamos enviarnos un paquete a Madrid con cosas
que nos habíamos traído de más y que pesaban. Podríamos haberlas
tirado, pero decidimos enviárnoslas. Fuimos a Correos, las metimos
en una (débil) caja de cartón, la llevamos a la aduana para que la
revisaran, se negaron a reforzarla, la precintaron y luego tuvimos
que ponernos a la cola con todos los que iban a cobrar el subsidio de
paro y las pensiones, porque era a primeros de mes (son „los
clientes de Cristina“, dicen los de clase media, aludiendo al
clientelismo que asegura los votos de Cristina Fernández de Kirchner).
Cuando nos tocó
el turno resultó que en correos no admitían VISA, „aun no estamos
tan adelantados“, se cachondeaba la funcionaria, y nosotros no
llevábamos dinero suficiente encima: hubo que ir a comprar dinero a
un banco con cajero, donde también había cola, y volver a repetir
cola en correos, donde por fin pagamos los 400 AR$ y nos fuimos a
derretirnos por la calle.
Cola de "clientes de Cristina" |
Hay
remedios para aguantar los 40º a la sombra, como meterse en un café
o en una tienda climatizados, o irse de viaje en autobús.
Como
teníamos todavía la tercera pestaña de las misiones paraguayas sin
picar, nos fuimos a Encarnación. Cuando uno se ha familiarizado con
los trámites y colas aduaneras, si se sabe poner el codo para
impedir colarse a las „paseras“ con sus bolsas de contrabando y se está atento a qué
aduanero te toca, el viaje entre los centros de Posadas y de
Encarnación no dura más de media hora. Antes de mediodía estábamos
allí, pero hacia San Cosme no salían autobuses hasta las tres de la
tarde, así que nos fuimos a dar una vuelta por el centro. Nos
metimos en un restaurante de la plaza buscando la refrigeración y
empezó a caerse cielo a chaparrones tan brutales que en 20 minutos
las temperaturas bajaron 15 grados.
Entre las dos fotos hay 20 min y un chaparrón Zwischen den 2 Fotos liegen 20 Min.und ein Wolkenbruch |
El
autobús era estéticamente impecable, asientos rojos, cortinas
verdes, desconchones pardos, manchas grises y un gran letrero al
frente con versos bíblicos de Sofonías escrito a rotulador. La
religiosidad de estas regiones misioneras es profunda y hondamente
aprendida. (A la entrada de la ciudad hay un mural que dice „Y el
Verbo se hizo carne“, como queriendo decir que entonces se fundó
Encarnación).
El Dios vaticano que trajeron los jesuítas y dominicos, fue sustituído por el que explicaban las sectas, los Santos de los últimos días, el reino de Jehová, la sagrada familia y qué sé yo cuántas más... Pero la gente no le dio la espalda, porque es creyente a ultranza. Y pobre. Mirando la riqueza del campo, me pregunto que papel tiene la religión en toda esta miseria social que denotan los viajeros: El pasajero de al lado se pasa todo el viaje metiendo CD's falsos en bolsas de plástico y forma paquetes como los que venden en los mercadillos y kioskos de Encarnación. No sólo él. Miro a los demás y me doy cuenta de que muchos de ellos son los mismos vendedores ambulantes de la estación, los niños que venden golosinas sueltas y ahora las miran con ganas de comérselas, vendedores de chipas con la mercancía enfriada, de refrescos („Gaasiosa-Aguaasiosa!“) metidos en un cubo, de alfajores de leche o de mate, de todo lo imaginable.
Cuando llegamos a un pueblo que se llama Coronel Bogado, una señora de nuestra edad se baja y saca del autobús una canasta llena de galletones envueltos en plástico y apretados, echa un vistazo y viene con un par de ellos a nuestra ventanilla. No, no queremos comprar.
El Dios vaticano que trajeron los jesuítas y dominicos, fue sustituído por el que explicaban las sectas, los Santos de los últimos días, el reino de Jehová, la sagrada familia y qué sé yo cuántas más... Pero la gente no le dio la espalda, porque es creyente a ultranza. Y pobre. Mirando la riqueza del campo, me pregunto que papel tiene la religión en toda esta miseria social que denotan los viajeros: El pasajero de al lado se pasa todo el viaje metiendo CD's falsos en bolsas de plástico y forma paquetes como los que venden en los mercadillos y kioskos de Encarnación. No sólo él. Miro a los demás y me doy cuenta de que muchos de ellos son los mismos vendedores ambulantes de la estación, los niños que venden golosinas sueltas y ahora las miran con ganas de comérselas, vendedores de chipas con la mercancía enfriada, de refrescos („Gaasiosa-Aguaasiosa!“) metidos en un cubo, de alfajores de leche o de mate, de todo lo imaginable.
Cuando llegamos a un pueblo que se llama Coronel Bogado, una señora de nuestra edad se baja y saca del autobús una canasta llena de galletones envueltos en plástico y apretados, echa un vistazo y viene con un par de ellos a nuestra ventanilla. No, no queremos comprar.
El
autobús de La Sancosmeña entra después en un desvío que nos
conduce a nuestro destino. En las trochas que salen de la carretera
se van bajando los vendedores, niños, jóvenes, adultos. Algunos se
apean en caminos colorados que tienen letreros nuevos: Calle 7, Calle
6... Estamos en San Cosme y San Damián y parece que no hemos salido
del campo.
No
hay modo de orientarse. No se ve la plaza, pero entre la maleza de la
selva vemos por lo menos dos gasolineras (qué tranquilidad) y a
poco, otro cartel de „A las ruinas jesuíticas“. Aún recorremos
un par de barrancos antes de que el autobús pare y el conductor y el
cobrador nos digan donde están las ruinas. „Allí los atienden“.
Para entonces ya nos hemos dado cuenta de que el regreso será poco
menos que imposible en el día.
Las
ruinas de esta misión jesuítica, la más distante y de más
complicado acceso, son las mejores de todas las que hemos visto. Las
casas están completas y en uso, la iglesia tiene su tejado completo
y en ella un par de monjitas aleccionan de lo que sea a unas cuantas
chavalas, los pabellones donde antes había hospitales, almacenes de
cosecha, talleres y manofacturas hoy sirven para enseñar catequesis.
Parece que en este pueblo sólo se aprende religión. Nos pasean por
la misión tres guías. La primera, que parece la jefa, nos enseña
el núcleo principal, Mientras recita su texto estira el cuello y
mira a los mozos que pasan a caballo al otro extremo de la cuadra,
mientras vigila que no hagamos fotos con flash (qué manía tienen
con el flash en estos sitios en que los motivos a fotografiar están
castigados por luces, velas e incienso!) nos muestra las maravillosas
estaturas de santos talladas por artistas guaraníes, la policromía
de colores mixtos que la guía no sabe o no quiere explicar:
„tintes... vegetales... de plantas... de frutos“.
Me acuerdo del pintor que está embadurnando de horterez estilo „toscano“ las fachadas de la region de Steindorf en Austria y del negocio tan lucrativo que se ha montado. Aquí sólo se reza.
Tallas guaraníes del Museo Cosme y Damián |
Me acuerdo del pintor que está embadurnando de horterez estilo „toscano“ las fachadas de la region de Steindorf en Austria y del negocio tan lucrativo que se ha montado. Aquí sólo se reza.
El
segundo guía está dentro de la órbita espacial. Resulta que aquí
llegó de jesuíta un tal P. Buenaventura Suárez, natural de Córdoba
(Argentina) y se construyó él mismo astrolabios, telescopios y
medidores para, en combinación con las constelaciones guaraníes,
conformar un calendario de eclipses que fue publicado en Europa y
adoptado en Upsala como texto. Nos hace demostraciones de un programa
para reconocer estrellas „Stellarum“, que se puede bajar de
internet y es absolutamente admirable.
Planetario / Planetarium |
La
tercera nos lleva a un planetario subvencionado por una ministra de
cultura y nos muestra en la bovedilla las constelaciones del
hemisferio sur, la similitud y diferencia con las constelaciones
guaraníes y el modo de orientarse. Muy bonito, poético de verdad...
salimos cuando la tortícolis empieza a dejarse sentir y, en una
esfera armillar, la guía sigue haciendo sus demostraciones y
proclamando que hay un nuevo signo zodiacal, el Ofiuco (la
Serpiente), que retrasa todos los horóscopos diez o doce días.
Ahora me explico porqué el mío no lo acierta nunca ningún
periódico!.
A
las siete de la tarde, ya casi de noche, empezamos a pensar en
buscarnos un alojamiento. Lo encontramos en la Posada Doña Chinita
y, mientras nos preparan y enfrían la habitación, nos vamos a comer
al restaurante Stella Mary.
La
hija del restaurante nos sirve lo que hay: un filete, ensalada de
repollo y arroz blanco.
Stella
Mary tiene 26 años, es maestra y trabajaba en Asunción hasta que
„por cuestiones de salud“ tuvo que volverse a casa de sus padres.
Ahora, ya repuesta, volverá a irse. Tiene una sonrisa luminosa y nos
acompaña mientras cenamos. Se queja de la falta de espiritualidad de
los jóvenes de hoy y de más cosas que ya no recuerdo. Su charla
monjilera es simpática y al final acabamos „quitándonos“ unas
fotos mutuamente. Ella nos la quita a nosotros con su máquina y
nosotros a ella con la nuestra. Supongo que el verbo es traducción
del guaraní.
Después
de dar una vuelta nos vamos a nuestra habitación de Doña Chinita,
que ya estaba impaciente. Si no queríamos sentarnos un rato con
ellos a tomar el fresco en el jardín? Están el matrimonio y su hija
de 23 años, recién licenciada en Nutrición por la Universidad
Católica de Encarnación y ahora espera que le salga trabajo en San
Cosme. También tienen un hijo algo mayor que estudió Contaduría en
la misma universidad pero ahora trabaja en la capital. A la niña le
gusta más el campo. Doña Chinita no nació en San Cosme, vino a
casarse aquí hace 30 años, pero ella es de „las islas“. Resulta
que antes de que hicieran la presa de Yacyretá había muchas islas
en el cauce del Paraná en las que los guaraníes vivían de la caza,
la pesca y la agricultura. Un paraíso, aunque no había luz ni las
comodidades de la vida moderna. La represa no solo inundó las islas,
sino que acabó con un paisaje de dunas fluviales que era único en
el mundo y de una belleza deslumbrante. A Doña Chinita se le ahogan
las palabras en nostalgia. „Los guaraníes fueron obligados a irse
y les pagaron bien poco por la vida que les obligaban a dejar; fueron
realojados en las calles nuevas (Calle 5, Calle 6...), y condenados a
vender lo que sea, a trabajar para otros. Mi papá fue de los últimos
que salió de las islas y, algún tiempo después, cuando le pusieron
un video con el desalojo, le agarró una pena tan grande que le dió
un patatús y se quedó seco“. Doña Chinita casi llora, tampoco
tiene ni idea de que „patatús“ y „seco“ son palabras
inadecuadas para describir la muerte súbita de su padre; al fin y al
cabo, habla un idioma extranjero.
Foto "quitada" a Stella Mary |
Cuando
decidimos ir a acostarnos, la familia entera se pone a rezar el
rosario. Mientras nos lavamos los dientes y nos duchamos nos llega la
salmodia a través de la ventana. Pronto es la fiesta de la Virgen de
Caacupé (y la de Itatí, y la de la Inmaculada) y doña Chinita pone
a su pequeña familia a rezar una novena ante el altar que ha
levantado en el comedor de su casa.
El autobús de las 6 de la manana / der 6-Uhr-Bus von San Cosme und San Damian |
Al
día siguiente salimos a las seis de la manana. El autobús de La
Sancosmeña llega puntual y nos montamos. El cobrador nos pregunta si
nos gustó la Misión. En las calles nuevas vuelven a montarse los
niños que van a Encarnación a vender. El sol ya está alto, el aire
es fresco, la mañana parece dorada. Los niños vendedores juegan y
se gastan bromas entre sí; el cobrador pone orden.
Zona franca de Encarnación. Es relativamente nueva porque la antigua "Baja" fue inundada por la Presa |
Noch ein Ausflug nach Paraguay
Noch einmal wollen wir einen Tagesausflug nach
Paraguay machen. Allerdings verspäten wir uns ordentlich, denn vorher wollen
wir noch „schnell“ ein Paket an uns selber aufgeben, in das wir die ersten 5 kg
von unnützem Gepäck stecken. Die Sache zieht sich hin, wir müssen zum Zoll und
in die endlose Schlangen, die vor dem Postamt und vor der Bank auf ihre
monatliche Auszahlung warten (es ist einer der ersten Dezembertage, es folgt
ein Wochenende, und die armen Leute bekommen von „Christina“ (Kirchner) eine
Stuetze, was die weniger armen Leute gar nicht gerne sehen) – kurzum, es ist
etwa Mittag, bis wir die Grenze hinter uns haben und auf der paraguayischen
Seite erfahren, dass der nächste Bus nach San Cosme und San Damian erst in 2
Stunden fährt.
Derweil sind die Temperaturen wieder auf nette
38 Grad angestiegen, und während wir in einem der (wenigen) Lokale in
Encarnación einen Happen essen, braut sich draussen ein Wolkenbruch zusammen
und überschwemmt innerhalb von 20 Minuten die Stadt. Mit einem Gewitterschlag
verabschiedet sich der Strom aus dem Restaurant, der Kaffee entfällt.
Die Temperaturen fallen schlagartig um 15 Grad, aber wir haben Glück und kommen trocken zurück zum Busbahnhof. Der Bus braucht dann noch eine Stunde, um sich seinen Weg durch die Sturzbäche und Riesenpfützen aus der Stadt raus zu bahnen und weitere 2 um ans Ziel zu gelangen. Es ist schon fast 5, als wir in San Cosme y San Damian ankommen, und uns ist inzwischen klar, dass wir heute nicht mehr von dort wegkommen.
Kein Kaffee, aber ein Liter frischer Ananassaft! / no hay café, pero un litro de zumo fresco de "Ananá" si hay |
Die Temperaturen fallen schlagartig um 15 Grad, aber wir haben Glück und kommen trocken zurück zum Busbahnhof. Der Bus braucht dann noch eine Stunde, um sich seinen Weg durch die Sturzbäche und Riesenpfützen aus der Stadt raus zu bahnen und weitere 2 um ans Ziel zu gelangen. Es ist schon fast 5, als wir in San Cosme y San Damian ankommen, und uns ist inzwischen klar, dass wir heute nicht mehr von dort wegkommen.
Wie all die Dörfer, die wir zuletzt besucht
haben, besteht auch dieses aus riesigen, sehr ländlichen Straßenquadraten, auf
denen mehr oder weniger viele kleine Häuser in großen Gärten stehen. Auffallend
ist, dass hier alles mit roten Dachziegeln gedeckt ist, anders als in
Argentinien, wo die Dächer fast überall aus Blech sind. Ein Zentrum ist nicht
auszumachen, der zentrale Platz ist eines der Quadrate, das nicht bebaut,
sondern als Park angelegt ist (auch das wie ueberall). In San Cosme und Damian
ist das der zentrale Platz der ehemaligen Jesuitenmission. An 3 Seiten ist er
von langgestreckten niedrigrigen Steinhäusern umgeben, die damals Wohnhäuser
waren und es auch heute sind, an der 4. Seite liegen die ehemalige Kirche samt
Kreuzgang und Anbauten. Das Besondere hier ist, dass alles noch weitgehend
intakt und irgendwie genutzt ist.
Imaginería guaraní: San Cosme y San Damián |
Don Rolando, director del centro de recepción, ofrece mate Don Rolando, Vorsitzender des Besucherzentrums, bietet Mate-Tee an |
Die Aufseher der Jesuitenreduktion verlassen
ihre Plauderei mit Mate etwas unwillig – wir sind sicher die ersten Besucher am
Tag - , aber dann werden wir informativ und freundlich durch das Gelände
gefuehrt, die Kirche, voller alter, naiver Heiligenfiguren und als Treffpunkt
von einigen Nonnen und Damen des Ortes wirkt „bewohnt“, die angrenzenden Räume
werden für Unterrichtszwecke genutzt, hier kommt etwas davon rüber, wie das
Ganze früher vielleicht einmal gemeint war.
Am Eingangstor / encima de la portada |
Der Kirchen-Dachboden / el desván-granero de la iglesia |
Nach der Besichtigung werden wir
dann zum zweiten Highlight des Ortes komplimentiert. (Fuer uns) unerwartet hat
man hier, am Ende der Welt, irgendwo unten links in Paraguay, ein
astronomisches Zentrum eingerichtet. Ein gewisser Buenaventura Suárez, aus Sta.
Fe in Argentinien stammend, der Ende des 17. Jhs. In Córdoba (Arg.) Astronomie
studiert hatte, war Moench hier bei den Jesuiten, und hat sich seine
astronomischen Geräte selber gebaut und seine Beobachtungen mit den
Kenntnissen der Guaranies zusammengebracht, was gemeinsam eine ziemlich exakte
Kenntnis von Sternkonstellationen, Sonnen- und Mondfinsternissen etc. brachte.
Er hat darüber Anfang des 18. Jhs. ein in Fachkreisen wohl auch in Europa bekanntes Buch
geschrieben. Zwei Spezialisten sitzen in diesem Zentrum und informieren uns,
mit fachkundigen Vorträgen, die man –
ob man will oder nicht – in ganzer Länge über sich ergehen lassen muss. Der
erste informiert mit einem Video über die Sternkonstellationen und deren
Interpretation durch die Guaranies, die zweite zeigt uns das Planetarium und
darin den südlichen Sternenhimmel und wie wir darin Sternbilder erkennen.
Das Kreuz des Südens ist der Fussabdruck des Nandu La constelación Cruz del Sur es, para los guaranís, la huella de un Nandú |
Die Mondfinsternis entsteht, wenn der blaue Tiger den Mond frisst Un eclipse de luna ocurre, según los guaranís, cuando la devora el jaguar celeste |
Der Gürtel des Orion: die drei Witwen El cinturón de Orión son para los guaranís, las Tres Viudas |
Die Pleyaden sind ein Bienenschwarm Las Pléyades son un emjambre de abejas. |
Im Sternbild Stier erkennt der missionierte Guaraní die Jungfrau Las Hiadas de Taurus son la Virgen Guaraní |
http://www.astropar.org/html/cielodelosguaranies.html
Auch das Observatorium wird uns gezeigt, wir koennten heute abend Sterne gucken, aber leider ist es bewölkt. In den umgebenden Gärten steht unter anderem eine Armillarssphäre, die uns ebenfalls vorgeführt wird, und das erste Mal im Leben verstehe ich, wie diese Modelle funktionieren. Sie stellen ja die Erde als Mittelpunkt des Universums dar, und man kann einstellen, wo auf der Erde man sich befindet und kann dann die entsprechenden Sternbilder drumherum-rotieren lassen. Das war alles recht unerwartet und sehr interessant.
Weitere Zeichnungen, die zeigen, wie die Guaranies die
Sternbilder interpretier(t)en
Auch das Observatorium wird uns gezeigt, wir koennten heute abend Sterne gucken, aber leider ist es bewölkt. In den umgebenden Gärten steht unter anderem eine Armillarssphäre, die uns ebenfalls vorgeführt wird, und das erste Mal im Leben verstehe ich, wie diese Modelle funktionieren. Sie stellen ja die Erde als Mittelpunkt des Universums dar, und man kann einstellen, wo auf der Erde man sich befindet und kann dann die entsprechenden Sternbilder drumherum-rotieren lassen. Das war alles recht unerwartet und sehr interessant.
Armillarssphäre / Esfera armillar |
Observatorium, das Dach lässt sich verschieben Se corre el techado y la caseta se convierte en un observatorio |
Schliesslich werden wir freigelassen, es ist
fast dunkel und wir befinden uns irgendwo in diesem weit verstreut liegenden
Dorf. Aber es gibt sog. Posadas, was Zimmer in Privathäusern sind, und bald
werden wir in ein solches einquartiert. Der dazugehörende Laden versorgt uns
mit einer Zahnbürste. Als wir unseren Gastgebern in Posadas Bescheid geben
wollen, dass wir heute nicht zurückkommen, merken wir, dass das Handy hier
kein Netz hat, ein Anruf vom Festnetz ist erfolglos (nachher stellt sich heraus,
dass uns die Paraguayer eine falsche Vorwahl gegeben haben), und so sind wir
inkognito im „Ausland“. In dem Kaff gibt es sogar ein Restaurant, das wir nach
einem kleinen Spaziergang finden.
Die junge Frau, die uns bedient (Stella Mary, s.o.), ist beglückt ueber die einzigen Gaeste (gegessen wird, was auf den Tisch kommt: ein Stueck Fleisch, etwas Salat, etwas Reis – ganz ok) und schwatzt mit uns, erzaehlt, dass sie in Asunción Lehrerin war, aber aus Gesundheitsgründen ins Elternhaus zurückgekommen ist, dass sie das ruhige Landleben liebt und noch nicht weiss, wie es weitergeht. Zurück in unserem Quartier laden uns die Hausbesitzer in ihren Garten ein. Dort sitzen sie mit der Tochter, die in Encarnación „Ernaehrungswissenschaften“ studiert hat und nun auch wieder zu Hause ist und dies auch der Stadt vorzieht. Arbeit gibt es hier kaum. Was sie mit ihrer Freizeit macht? Es bleiben wenige junge Leute im Ort, Vergnügungen gibt es kaum. Sie betet abends zusammen mit den Eltern. Schluck!
die einzigen Gäste / los únicos en el restaurante |
Die junge Frau, die uns bedient (Stella Mary, s.o.), ist beglückt ueber die einzigen Gaeste (gegessen wird, was auf den Tisch kommt: ein Stueck Fleisch, etwas Salat, etwas Reis – ganz ok) und schwatzt mit uns, erzaehlt, dass sie in Asunción Lehrerin war, aber aus Gesundheitsgründen ins Elternhaus zurückgekommen ist, dass sie das ruhige Landleben liebt und noch nicht weiss, wie es weitergeht. Zurück in unserem Quartier laden uns die Hausbesitzer in ihren Garten ein. Dort sitzen sie mit der Tochter, die in Encarnación „Ernaehrungswissenschaften“ studiert hat und nun auch wieder zu Hause ist und dies auch der Stadt vorzieht. Arbeit gibt es hier kaum. Was sie mit ihrer Freizeit macht? Es bleiben wenige junge Leute im Ort, Vergnügungen gibt es kaum. Sie betet abends zusammen mit den Eltern. Schluck!
Die Gastleute haben die Gegend noch nie
verlassen, „Sie“ stammt von einer Familie ab, die fueher auf einer Insel im
Paraná gelebt hat, wie sehr viele „Eingeborene“, sprich Guaranies, die dort von
der Jagd lebten. Die Insel war wohl sehr gross. Das Staudamm-Konsortium hat sie
alle dort wegsaniert, hat ihnen im Dorf Häuser und etwas Land gegeben, sie
dazu gezwungen, Landwirtschaft zu betreiben. Auch die Duenen am Flussufer seien
leider durch die Ueberflutung so gut wie verschwunden. Der Bericht klingt nicht
sehr verbittert, eher resigniert, aber sie erzaehlt auch, dass man ihrem Vater,
der ueber 70 Jahre auf der Insel gelebt hatte, ein Dokumental-Video von der
Insel gezeigt hat und den alten Herrn hat die Erinnerung an seine Insel so
bewegt, dass ihn beim Betrachten ein „patatús“ ereilt hat, sprich ein
Herzschlag, und das war dann sein Ende ... Die Sache mit den Duenen habe ich
dann noch mal (im Internet) nachgeschaut. Es handelt sich wirklich um Duenen im
Binnenland, was sehr ungewoehnlich ist, und es muessen wirklich tolle
Flusstraende gewesen sein, die da nun dem „Fortschritt“ geopfert wurden.
Tráfico tempranero en SS. Cosme y Damián / Fruehverkehr in San Cosme |
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